Mientras Cuba flexibiliza sus comunicaciones con el mundo, abarata las
llamadas desde Estados Unidos y reactiva su oferta de duplicar las
recargas recibidas desde el exterior, los mercenarios cubanos se quejan,
via El Nuevo Herald, del cierre de canales que sirven a la
contrarrevolución interna, creada y financiada desde los Estados Unidos,
para orquestar campañas mediáticas contra la Isla.
De acuerdo con el rotativo de la mafia cubana en Miami: "El gobierno cubano está bloqueando llamadas a números telefónicos en los Estados Unidos y España que han sido descritos como un servicio de 911 para disidentes".