Hoy vengo sin mi clásico tono irónico. Me siento mal de espíritu. Me
retuerce la conciencia pensar que hay gente que se aprovecha de su posición
sobre otros para ampliar sus horizontes económicos. Pero con calma. No hablo de
cualquiera. Hablo de oxiuros disfrazados y oportunistas que se esconden tras la
huellas de un pasado incierto para montar sobre esto un gran circo mediático y
para obtener prebendas tales como viajes, dinero, incluso seguidores (término
tan llevado y traído en estos tiempos).