Por Mariene Vázquez Pérez
- A 160 años de su natalicio, José Martí sorprende cada día con su palabra infinita
Sí. Otra vez Martí. Y muchas otras veces, y la saciedad nunca se
habrá alcanzado. Incluso los que nos dedicamos de manera sistemática al
estudio de su obra, compartamos o no cada uno de sus principios, nos
sorprendemos cada día ante su palabra infinita. Un verbo proteico, que
se erige con firmeza singular y hermosura indudable en el documento
íntimo, la crónica periodística, el discurso patriótico, el verso
amoroso, el cuento para niños o la proclama política. Un pensamiento que
abarca, en su extensión e intención, a la Isla querida y sus vasos
comunicantes con la gran patria americana, la metrópoli norteña, el
viejo continente, y los pueblos más humildes y aparentemente distantes
de nuestro entorno.