Hace pocos días resumíamos la ola de iniciativas anticubanas procedentes de una mafia al asedio desde el Capitolio de Estados Unidos, empeñada en aplicar a Cuba la fórmula libia, o al menos mantener al país en el circuito internacional del arsenal de las mentiras, la difamación y el descrédito, tratando de ablandar a la opinión pública global de cara a un presunto empleo de las tropas, como le exigió al Presidente Obama, la presidenta del Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representante, Ileana Ros-Lehtinen.Pudiera pensarse en un escape casual de soberbia o quizá una muestra de impotencia, cuando Ileana Ros y Mario Díaz Balart no descartaron el uso de la fuerza militar contra Cuba, pero lo real y peligroso es que su ofensiva oportunista no descarta ninguna opción.