Hay consternación en la cultura cubana. El generoso corazón de La Gorda, cariñoso apelativo con el que la llamaban y ella llamaba a todo el mundo, dejó de latir cuando empezaba a hacerse la noche del primer día de febrero de 2012.
A los pocos minutos, sus más entrañables amigos -que es decir todos los creadores vivos de la música cubana- se pasaban la noticia entre lágrimas y más de un grito de queja contra el cáncer que la hizo padecer y desear el descanso físico definitivo.