Los países integrantes de la Alternativa Bolivariana para nuestra América (ALBA) más la presencia de Ecuador, acordaron en Venezuela la creación de una nueva moneda, el SUCRE (Sistema Único de Compensación Regional), que inicialmente circulará de manera virtual. Como es de suponer, este es un paso de suma importancia estratégica en la batalla desigual que libran hoy nuestros pueblos contra las grandes economías que hacen hasta lo imposible por descargar en los más necesitados las calamidades que a ellos les provoca la crisis alimenticia, ecológica y financiera que vive el mundo y en especial los Estados Unidos.
La declaración final de la III Cumbre extraordinaria del ALBA propicia la construcción de una zona monetaria unida y un fondo de reservas que se nutrirá de los países miembros para sostener las políticas inversionistas en pos del desarrollo.
En un momento tan difícil en la confrontación internacional, se puso de manifiesto la preocupación de los asistentes al cónclave porque no aparecen propuestas reales para dar solución a los problemas más apremiantes que tienen nuestros pueblos avocados a esa demoledora crisis. Se precisó que destinaron unos tres millones de millones de dólares para salvar la estructura fracasada de los poderosos, pero durante décadas no fueron capaces de cumplir el compromiso de destinar el 0,7 del Producto Interno Bruto (PIB) a la ayuda oficial al desarrollo.
Muy inteligente resultó la precisión del vicepresidente cubano Ricardo Cabrisas al expresar que la crisis actual no es una repetición de las anteriores, pues viene acompañada de crisis energética, alimentaría, ecológica y social, y tiene lugar cuando la globalización económica es más extensa e intensa que nunca.
Los pueblos han ido consensuando su propia propuesta de integración no sólo comercial sino para el vivir bien de todos y en armonía con la naturaleza. Acelerar este tipo de integración permitirá conquistar mayor soberanía para la implementación de modelos de desarrollo propios. Se ratificó la validez de la integración regional y el valor del ALBA, como fórmula basada en solidaridad, cooperación, ventajas compartidas y sensibilidad hacia la deuda social acumulada.
El ALBA se coloca en posición ventajosa a la región para enfrentar la crisis porque constituye un modelo de orientación socialista, marcado por la solidaridad, la complementariedad, el comercio justo y la promoción de programas sociales como la salud y educación gratuita.Según se refiere, la propuesta tiene tres pilares fundamentales: un banco de desarrollo regional, fondo de reservas del área para enfrentar potenciales crisis y eventuales problemas económicos, y una moneda común contable para los intercambios comerciales, la cual, en un principio, puede ser virtual.
En cónclave se hizo patente el deseo de sus miembros de salir del monopolio del dólar en las relaciones económicas internacionales porque el sistema monetario internacional basado en el dólar como factor central del nudo de contradicciones de la crisis por o que se insistió en que el SUCRE no utilice ninguna divisa extranjera.
Chávez sugirió comenzar a organizar un fondo financiero de reservas parecido al que mantienen Venezuela y Cuba, mediante el cual el intercambio comercial creció de 200 millones a cinco mil millones de dólares. Se necesitan políticas económicas que fortalezcan el mercado interno como principal motor de la economía, tendientes a conseguir la seguridad alimentaria nacional y regional, basadas en la producción familiar y no en monocultivos extensivos.
Poco a Poco el Sucre, como medida proteccionista ante la avalancha desmedida de los poderosos se irá imponiendo, dando paso a economías más viables para los pueblos de nuestra América.
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