Dos terremotos se encontraron en Haití: El desastre y la solidaridad contra el del oportunismo, la ocupción y el terrorismo.
Tras el ruido ensordecedor del estremecimiento y su estera de desgarradoras imágenes de territorio en plena guerra se produjo el también estridente eco de aviones y medios de guerra norteamericanos que inundan el país obstaculizando la entrega de productos indispensables a la población lo cual ha provocado innumerables disturbios en los pobladores.
Lo que necesita Haití son médicos, medios, constructores, alimentos, medicamentos y otros especialistas que sean capaces de hacer causa común con su pueblo para trasformar al país con estrategias medioambientales y estrategias productivas aseguradoras de un desarrollo sostenible y no ocupar el país.
A la vez que nos manifestamos con todas las fueras de nuestros corazones por la solidaridad humanista, desinteresada y militante con el pueblo haitiano, repudiamos a viva voz la política injerencista, oportunistamente diseñada por los yankis para apoderarse del país y tomarlo como posible base de operaciones conjuntas para el logro de sus propósitos en Latinoamérica.
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