› Ernesto Hernández Busto y Yoani Sánchez, los actores del "Contrapunteo", en los roles del mercenario malo y la mercenaria "buena" |
Por Camilo González
Tomado de Cambios en Cuba
Cuando alguien con sentido común, se expresa en contra del diseño arcaico y despiadado del bloqueo contra Cuba, se le condena de izquierdista, comunista y no sé sabe cuánto más. Nada, que algunos se sienten impotentes al no poder acallar los millones de voces que, desde todos los rincones del mundo, repudian ese criminal hecho.
Rechazar un acto criminal impuesto contra 11 millones de cubanas y cubanos por el gobierno de los Estados Unidos, por supuesto que se ve muy mal para los que han vivido, y aun viven, de ese fabuloso negocio que es el llamado “ auto exilio cubano”.
¿Se trata de desmemoriados, incultos, analfabetos políticos, cazadores de fortuna, buscadores de votos? Todo puede ser. Pero como dijo San Juan: 8-32 “Y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres”.
Resulta que en el mes de noviembre del año 1962, un general norteamericano de apellido Lansdale le entregó a las más altas autoridades del gobierno de los EE.UU., en ese entonces presidido por el joven presidente John F. Kennedy, y al Grupo Especial Ampliado del Consejo de Seguridad Nacional, el primer proyecto de 32 tareas para intentar derrocar a la Revolución cubana.
Para los que por su edad avanzada han perdido la memoria, y para las actuales generaciones que no lo conocen debido a la censura que existe en el país de la libertad de prensa, no está de más explicar cuál era el objetivo del Proyecto Cuba, aprobado el 18 de enero de 1962 por el propio presidente JFK.
El concepto dice: “El objetivo de EE.UU. es ayudar a los cubanos a derrocar al régimen comunista en Cuba e instaurar un nuevo gobierno con el cual Estados Unidos pueda vivir en paz”.
El objetivo de dicha operación encubierta, conocida posteriormente por su nombre en código de Mongoose, era provocar una rebelión del pueblo cubano, que derrocaría al régimen comunista. Para lograrlo, requería de un movimiento de acción política y es aquí precisamente donde radica la verdadera causa de esa medida mediáticamente conocida como “embargo”.
El documento original encontraremos dice textualmente: “La acción política será apoyada por una GUERRA ECONOMICA, que induzca al régimen comunista a fracasar en su empeño por satisfacer las necesidades del país”.
Pero no pararon ahí, a esto le sumaron el segundo propósito: “Ejecutar operaciones sicológicas que acrecentará el resentimiento de la población contra el régimen”, lo que, traducido al lenguaje de Yoani Sánchez, se asemeja bastante a “La teoría de la caldera”.
En síntesis, no permitirle a un padre que alimente a sus hijos para después divulgar a los cuatro vientos que es un mal padre que no ama a sus descendientes. Así de sencilla es la mentira que le han hecho creer a todos.
Por su puesto, a los que hablan mal de un país extranjero y buscan fondos millonarios para acabar con su gobierno, y han hecho carrera política como norteamericanos, en vez de mirar hacia adentro de su casa y tratar de lograr fondos similares para darle atención médica gratuita y educación a los hijos del pueblo que los hizo congresistas, no les conviene, pues de qué rayos van hablar en el Congreso.
A quienes reniegan de la patria que los vio nacer y desean la muerte de sus ex conciudadanos, se unen los que dentro de Cuba se benefician del salario que reciben de los fondos aportados por el pueblo norteamericano para vivir del cuento y sin trabajar.
Como dice el refrán: Dios los cría y el diablo los une.
No obstante, quienes desconocen la historia cubana pueden, y deben darse, una vuelta por esta tierra de tabaco, ron, limpias y transparentes playas, con mujeres y hombres saludables y cultos, con una eterna alegría contagiosa. Vea Ud., y después hágase su propio criterio. Hasta Yoani no resistió mucho tiempo como ”exiliada” y se decidió a regresar, aunque para esto tuvo que seguir al pie de la letra las lección que le dieron antes de llegar a la Habana, romper su residencia de un país extranjero y negarse a viajar nuevamente.
Nada, que hay cosas que no se quieren recordar pues la verdad, a veces, duele y este es uno de esos casos.
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