Está llegando la hora cero, esa que nos marca el final de
365 días de alegrías, tropiezos y sueños; esa que nos convoca un poquitín a
meditar en cuánto pudimos hacer, en qué medida lo alcanzamos y cuáles son las
experiencias que deben servirnos de guía en lo adelante para continuar.
Entre las prioridades de cualquier ser humano se ubica a la
familia, su trabajo, que es el sostén, los amigos, el barrio: la sociedad toda.
En todas las familias se comparten criterios y puntos de vista, unos se acercan
a la verdad y otros a su verdad, pero lo que prevalece es la unidad, el amor
filial, compartir las dificultades y alimentar los corazones hasta con el más
pequeño de los detalles, porque al final de la contienda prevalece ese
sentimiento hermoso que nos viene desde dentro: la familia.
Pero, como cubanos, somos también una especie de híbrido
significativo que junto a esas prioridades, nunca se apartan de nosotros los
deberes revolucionarios, esos que nos atan a la vida cotidiana, al batallar
continuo por mantener una obra tan inmensa que también nos reta en todos los
momentos de nuestra existencia.
Con una amplia mayoría a nuestro favor, y detractores como
en todas partes, en el empeño de modificarse a sí misma y servirnos mejor como
pueblo, como país, al continente, se enfrenta a los que a través de la historia
la han cotizado y apuestan por su destrucción, aunque no se han dado cuenta que
la REVOLUCIÓN CUBANA no es un hombre, una familia o unos pocos alborotados que
apuestan a la “riqueza” material que les llega y penetra en sus entrañas y por
lograrlos venden su dignidad.
La REVOLUCIÓN CUBANA que al amanecer del Primero de Enero de
2014 cumple sus primeros 55 años de existencia, multiplicada en cientos de pueblos
y gobiernos que la reconocen, es la Obra Mayor de este pueblo a través de su
centenaria batalla por la dignidad, la justicia y el amor.
Cuando hoy llegue la Hora Cero, levantaremos las copas, nos
desearenos mucha salud, amor y unión, para seguir consolidando la familia, el
barrio y la Revolución en sus más ambiciosos empeños.
¡Feliz 2014 para todos!
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