Por Sergio Rivero Carrasco
El reloj acaba de dar sus 12 campanadas, en la casa todos
nos abrazamos y besamos con entrañable cariño, preparamos la cidra para comenzar el primer sorbo por la salud, el
amor, la prosperidad y todo lo bueno que la vida nos pueda proporcionar.
Ya estamos en el 2014, año esperado porque en él muchos
acontecimientos locales, nacionales e internacionales marcarán la brújula de
nuestro andar en todos los órdenes de la vida personal y profesional. Para ello
nos vamos preparando con denodado esfuerzo al calor de los cambios que se
operan con la aprobación de nuevas normas jurídicas aplicadas para instrumentar
los Lineamientos de la política Económica y Social del Partido y la Revolución,
lo cual hará más sólidas las transformaciones que en ese orden de cosas tienen
lugar.
Todo ello repercute en nuestros modos de vivir y actuar,
tanto en el hogar como en la actividad laboral, lo cual necesitará de muchas
cabezas y brazos con la disposición de elevar su compromiso, de activar sus
energías y entregarlas con pasión y sinceridad en el proceso de transformación
que tiene lugar en este Municipio Especial cubano.
El Programa de Desarrollo Integral que comenzó hace apenas
dos años y abarca a todas las esferas de la economía y la sociedad, se
extenderá hasta el año 2020, momento en el que se habrán alcanzado los
objetivos propuestos y la Isla de la Juventud se autoabastecerá en gran medida,
de los alimentos fundamentales, habrá dado espacio a más de 4,000 nuevos
trabajadores, especialistas y profesionales en las nuevas inversiones
Agropecuarias, en la Industria Alimenticia, eléctrica, mecánica, en la
vivienda, el mármol, la producción de materiales para la construcción, el
deporte, la cultura, la educación y la salud.
Nuevas miradas tendremos que dar a los esfuerzos y
compromisos, a la disciplina, al estímulo de la planificación, la integración,
la unidad de acción en todos los órdenes. Sobre todas las cosas debemos ser más
previsivos para que los errores disminuyan y crezcan las realizaciones.
A todo eso nos convoca el 2014, a ser mejores seres humanos,
a comunicarnos más, a entregarnos a la familia como nunca antes y todos, codo
con codo, emprender el rumbo. Ya no es una añoranza, acaba de comenzar el 2014.
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