El día de su presentación, Mendoza expresó que estaba muy contento de unirse al «staff de pitcheo de mayor tradición en Japón». Foto: Sitio de los Yomiuri Giants |
Por Lianet Escobar Hernández
Tomado de Juventud Rebelde
- El lanzador pinero Héctor Manuel Mendoza, el más joven de los cuatro cubanos insertados en la Liga Profesional de Japón, conversó con JR sobre su inédita experiencia. «Vine aquí a aprender», afirmó
Sin embargo, según la prensa especializada, no fueron únicamente esas estadísticas las que hicieron posible que el joven serpentinero se uniera, desde julio pasado, a los Gigantes de Yomiuri, el plantel más premiado en las Grandes Ligas del béisbol nipón, con 33 campeonatos y 22 Series de Japón en sus vitrinas. Los directivos y entrenadores del elenco desean, primero, que aprenda, lo cual puede hacer alineando con el equipo Ni-gun, para después pasar al Ichi-gun.
Los directivos del club informaron que el fichaje se debió también a las excelentes condiciones físicas del muchacho, avalado por un interesante somatotipo de 1,90 metros de estatura y 80 kilogramos de peso, además de la velocidad de sus envíos, pues sus rectas sobrepasan las 90 millas por hora.
Pero estos datos, aunque valga la pena recordarlos, ya son conocidos por los amantes de nuestro principal pasatiempo, porque han sido predicados por varios medios de prensa nacionales y extranjeros.
De ahí el interés por conocer más a fondo los detalles de la carrera deportiva de este isleño de solo 20 años, quien con poca experiencia pisó —aunque sea en su segundo nivel— los diamantes de la Nippon Proffesional Baseball (NPB por sus siglas en inglés).
Listo para el juego |
Vía Facebook, dialogamos con el joven portento del pitcheo criollo y lo primero que cuenta es su entrada a los campeonatos cubanos.
«En mi primera Serie entré al final. Me subieron cuando faltaban solo 15 juegos para terminarse la clasificatoria. Ese año gané dos y perdí uno. En la siguiente temporada viví el peor momento de mi vida como atleta: no gané ningún juego, perdí seis y salvé dos. No quiero ni recordar eso, a pesar de que tuve un promedio de carreras limpias bueno», confiesa y rememora que en la 53 edición lo usaron como cerrador y, contando la etapa regular y la segunda fase, acumuló seis victorias, cuatro derrotas y se apuntó 13 puntos por salvamentos.
A Mendoza Ripoll, como a otros tantos lanzadores y jugadores de posición, los cazatalentos japoneses le realizaron varias pruebas en el estadio Latinoamericano de La Habana.
«Pienso que me eligieron sobre todo por mi velocidad, que como promedio oscila entre las 93 y 94 millas, aunque he llegado a tirar 98», asegura.
«No importa por qué me trajeron, sino para qué. Ahora estoy en las Ligas Menores pues, como los directivos del equipo han planteado, vine aquí a aprender y estoy haciendo todo lo que está a mi alcance para cumplir ese objetivo.
«Afortunadamente, el entrenamiento es muy parecido al de Cuba, con la diferencia de que el
tiempo de preparación es mucho más largo. Para que tengas una idea, he llegado a estar hasta 12 horas en un terreno. Parece exagerado, pero es su estilo y hay que adaptarse», manifiesta.
Tras su llegada a las Ligas Menores de la NPB, el joven serpentinero intervino en dos partidos frente a universidades del país asiático, con envíos máximos de 92 millas por hora en la recta.
En plena faena demostrando su valía |
En lo adelante sus apariciones han sido escasas. No obstante, el novel pitcher pinero se muestra conforme y dispuesto a regresar la próxima temporada, si se materializan las intenciones de la dirección del plantel japonés, donde hasta ahora han respetado la función de relevista del cubano. Sin embargo, su situación parece que cambiará.
«Me han informado que volveré en 2015 como abridor de la selección mayor, pero eso es un poco problemático porque en Cuba soy cerrador. Me contaron que hasta en las transmisiones televisivas de la pelota han comentado que yo puedo llegar a ser el perfecto “apagafuegos” del plantel nacional. Esto supone para mí un reto difícil de enfrentar, porque la preparación no es la misma, pero me gustan los desafíos», alega.
Y no es esta la única batalla que libra Héctor Mendoza. La barrera del idioma y la adaptación a nuevas costumbres y una cultura diferente, es otro obstáculo que sobrepasa sin dificultad.
«Hablo y entiendo algunas cosas, aunque estoy estudiando japonés y en el equipo me halagan porque dicen que tengo muy buen acento. Por lo demás, encuentro la comida muy rica y ya aprendí hasta a comer con palitos.
"Me he ganado el cariño y el respeto de todos" |
El veinteañero, a quien todos llaman afectuosamente —tanto en Cuba como en Japón— «Takechi», narra con añoranza su afición por batear, algo que tuvo oportunidad de hacer en las categorías inferiores como defensor de la primera base, aunque siempre supo que era mejor lanzador y abandonó la idea de convertirse en un jugador de cuadro.
Mientras platicamos, en Japón hace mucho que el astro rey se escondió, una razón que justifica la obligación del diestro pitcher de cerrar su chat, no sin antes responder amablemente una última pregunta.
—En nuestro país se está haciendo habitual dentro de la Serie Nacional que los peloteros con una mayor calidad opten por buscar fortuna en equipos provinciales con mejores perspectivas. ¿Le interesa esta opción a Héctor Mendoza, teniendo en cuenta que el barco de los Piratas en el presente campeonato no navega bajo las órdenes del «capitán» Armando Johnson?
—No estoy interesado para nada en esa posibilidad. Mi Isla de la Juventud no la dejo nunca. Soy y seré pinero dondequiera que esté.
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