sábado, enero 02, 2016

En lo más alto de una palma

Foto: Gerardo Mayet Cruz 
Comparto con ustedes esta crónica del profesor Julio César Sánchez Guerra publicada en el sitio web del periódico Victoria de la Isla de la Juventud, por todos los valores que encierra desde el punto de vista periodístico y literario, armonizada con la hermosa imagen que nos entrega Gerardo Mayet, realizada en pleno fragor de la recuperación después del paso del Huracán Gustav que desvastó a este territorio insular.


Cuando enero abrió la puerta la calle se llenó de manos y banderas, una caravana de carros y voces traía en los fusiles la arenga de Gómez y Maceo. El triunfo de la Revolución era un paso en el camino por la liberación humana; en aquel momento advertía Fidel, con una paloma sobre el hombro, que todo podía ser más difícil.

¡Qué largo y heroico el camino! Los campesinos recibieron tierras; los enfermos, médicos; los analfabetos, escuelas y el pueblo, fusiles para defender una bandera. En Girón, apenas unos niños con los barbudos que bajaron de la Sierra, salieron a batirse por Cuba entera.


Goliat de siete leguas, no podía aceptar que la fruta ya madura, y en sus manos, se escapara del patio donde encierran a los pueblos prisioneros. Por eso nos hizo la guerra sucia: bandas armadas, enfermedades para matar sin importar que fueran niños, bloqueos, emigración politizada, ataques cuando el terrorismo tenía otros rostros bajo la bandera Americana.

Mi padre y su padre estuvieron en uno de los dos bandos: los que se quedaron o los que se fueron. Hay Cuba en todas partes. La Revolución es también desgarradura y militancia comprometida con la vida. ¡Qué difícil para un país pequeño armar la dignidad plena tan cerca de un imperio!

Aquella zafra de diez millones que nunca alcanzamos. Y nos equivocamos tantas veces, porque el Socialismo no es una clase de academia, es caer y volverse a empinar. Es cierto, todo podía ser más difícil, pero eso no impidió dar la vida por Antonio o por María, allá en las tierras africanas.

Hicimos la Revolución pero a veces olvidamos que no basta que los niños digan en la escuela: ¡Seremos como el Che!.. El hombre nuevo no es un ser perfecto, es alguien frágil y fuerte que ama la belleza y la justicia, no solo proclamada en los grandes actos, sino en el gesto de los días.

Largo y más difícil es el camino cuando un montón de voces abandonó el Socialismo y tomó rumbo al Capitalismo.

Marx y Lenin, ante los ojos de muchos, parecían poco seductores para soñar con la libertad. Tantos esperaban que la Revolución cubana se fuera abajo. Y apostaron por la caída.
La Revolución cubana está aquí pero que nadie crea que son menores las amenazas, no hablemos de eternidad de la victoria, sino de lucha diaria por la cultura de un consenso activo, por la unidad rica como un coro que alza la armonía entre las voces más diversas.

Enero abre la puerta, pero son todas nuestras manos las que empujan para que pase la luz untando de la Patria su libertad, esa que es un combate de lucidez que nos hace aprender de los errores. Es enero, y en cualquier día de febrero o abril, hay que defender la vida en medio de la marcha, con nuestros hijos en los hombros y la bandera de una estrella en lo más alto de una palma.

(*) Profesor de la Universidad Jesús Montané Oropesa y colaborador

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