Por: Arleen Rodríguez Derivet, Roberto Garaycoa Martínez
Si es cierto que los hijos son los juguetes de la adultez, esta versión femenina y en miniatura de su padre, risueña, cariñosa e inagotable aprendiz de cuanto él le enseña, podría devolvernos la dulce creencia en los Reyes Magos.
Más que niña parece una muñeca. La más linda que tuvo y tendrá Adriana. La única que le hace olvidar los bates a Gerardo.
Gema, nombre de piedra preciosa y dicen que también de santa, tiene que haber recibido las especiales vibraciones del amor que inundó el saloncito presidencial donde se abrazaron su papá y su mamá al mismo tiempo que lo hacían Ramón y Tony con sus respectivas familias, 21 días antes de su nacimiento.
Aunque la humanidad desconoce todavía los modos de medir la felicidad, sí se sabe que salva y sana vidas. Y la intensidad de la alegría que se desató por toda Cuba durante aquellas horas y las que le siguieron, tiene que haber tocado a la criatura, hasta entonces confinada en el vientre de Adriana y desde ese momento en el epicentro de los abrazos. Gema nació el 6 de enero de 2015 con la asombrosa belleza de los milagros: hembra, como la pidió su padre, igualita a él, como la soñó su madre.
Ayer, le celebraron el primer año. Adriana, que había pensado en soslayar la fiesta “porque a esa edad los niños son quienes menos se divierten”, terminó aceptando la demanda de los más cercanos. Tan solo con los niños de las familias de los Cinco y de los amigos se llenó el salón. Gema, en brazos de su papá y su mamá, repartió sonrisas y besos durante más de tres horas, sin cansarse. Hay acontecimientos que no se pueden dejar de celebrar.
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