martes, junio 30, 2020

Fuerza y pueblo: Binomio perfecto


Por Sergio Rivero y Abel Pérez
…nuestros policías son compañeros modestos,
humildes, honrados a carta cabal, con plena
conciencia política de sus funciones y de sus
trabajos, plenamente identificados con el pueblo".
Fidel
Por estos días necesarios de una probada conciencia ciudadana y apego a la disciplina y cumplimiento de las más inusitadas normas higiénicas, de distanciamiento social, de apego a una mejor convivencia, comprensión y tolerancia para que afloren los valores inculcados por la Revolución como esencia de tener al hombre en el centro de su atención, también han aflorado antivalores que lejos de estimular la disciplina y la obediencia,  enseñan el lado oscuro.

Ante esas manifestaciones se ha solicitado una expresa participación del pueblo y de las autoridades, específicamente de la Policía Nacional Revolucionaria, que como especialidad del Ministerio del Interior, tiene a su cargo la garantía de la tranquilidad ciudadana, el enfrentamiento al delito, la corrupción e ilegalidades y el cumplimiento de las normas establecidas para el transporte y el tránsito, integrada básicamente por jóvenes que a golpe de mucha entrega y sacrificio, se forjan en el cumplimiento del deber.

El comportamiento indisciplinado, es decir, ese que se manifiesta en la ausencia por completo de lo que la sociedad aprecia como normal, coquetea con las malas costumbres en contra de la buena conducta social, destruye los valores elementales y una parte de su patrimonio como el transporte, las escuelas, los centros asistenciales de la salud y recreativos, las urbanizaciones, parques, servicios públicos y hasta los propios centros de trabajo, son reflejo del irrespeto a las autoridad del Estado y de las propias personas que desde su voluntad y esfuerzo personal o gubernamental se esfuerzan por construirlos para beneficio colectivo.

Lo más lamentable es que eso nos cuesta a todos, incluyendo dinero y los recursos que se pudieran destinar a mejorar la calidad de vida de los cubanos y no a mantener continuamente el arreglos o reconstrucción de instalaciones víctimas del vandalismo y la falta de conciencia y de exigencia. La persona indisciplinada puede convertirse en un ser violento, sobre todo cuando es requerido por una mala acción, que puede producirse hasta en su propia casa, donde conviven hijos, padres y abuelos, o los vecinos del barrio… ¿Y qué se gana con eso?

En no pocas ocasiones algunos ciudadanos se molestan  y maltratan a las autoridades sanitarias porque van a fumigar sus casas desestimando lo útil que ello resulta para evitar enfermedades, entonces, se esconden, no abren la puerta, faltan el respeto a inspectores y otras autoridades rectoras. Después a correr a los hospitales con los enfermos por dengue, zika u otras, males infecto contagiosos, donde también en ocasiones insultan al personal de salud. 

Muchos se molestan cuando la autoridad le pide su identificación, lo cual realizan motivados por diferentes causales, bien porque estén buscando un malhechor que puede ser un asesino, un violador, un ladrón, un recluso sancionado por delitos graves y se ha fugado de una prisión, o  simplemente si está legalizada su identificación personal, le ponen mala cara al agente, en ocasiones les manotean, le dicen horrores y ellos lo soportan estoicamente solo llamándoles la atención. Hay hasta quienes los han agredido físicamente, causándoles lesiones graves y hasta la muerte.

También hay choferes que discuten a ultranza cuando cometen una violación del tránsito y son interceptados por la policía. La cantidad de accidentes que se producen a diario incluyendo los masivos, no son responsabilidad de los agentes de tránsito, ellos están para prevenirlos siempre que sea posible. Hasta en el código de vialidad se establece qué está obligado a hacer un conductor cuando no está presente la señal debida o el agente y es a ellos los que hay que enfrentar enérgicamente por la estela de víctimas y daños que dejan a las familias y a la economía.

Nuestros agentes son blancos también de la guerra mediática diseñada para enfrentar en las redes sociales todo lo que huela a Cuba. Cuando ocurre algo perjudicial los acusan de incompetentes; cuando tienen que emplear la fuerza, los tildan de abusadores, terroristas, corruptos y un mar de ofensas. Nunca se refieren a los indisciplinados, a los violadores, a los delincuentes e inescrupulosos que transgreden las leyes y no queda más remedio que enfrentarlos y ponerlos a disposición de la justicia. 

No es posible avanzar a una sociedad superior en estos difíciles tiempos si no la saneamos. Frente a todas esas manifestaciones la dirección del país ha llamado a los cubanos a fortalecer la disciplina, es decir, a actuar para conseguir el bien que necesitamos ordenadamente, mantener un estricto control sobre los instintos, el carácter, emociones, lenguaje y actitudes, lo que ayuda a alcanzar las metas que nos hemos trazado con un alto sentido de auto exigencia como medio de regulación esencial en el comportamiento social para ser buenas personas, útiles, solidarios, en fin, mejores seres humanos, porque la sociedad es como el cuerpo, cuando un órgano anda mal, el cuerpo se enferma.

Y es que las autoridades responsables de velar por el orden público, no son empleados de un hotel Cinco Estrellas, son agentes del orden, con normativas, usan armas, esposas, tonfa, perros amaestrados, puede que algún tipo de gas neutralizante para enfrentar a los agresores; no están con uniforme gastronómico y un delantal con un lazo para ante una violación de ese orden decirle al infractor: ¡Qué lo disfrute! En este caso el cliente NO TIENE LA RAZON. Pero si en algún momento uno de ellos no ha procedido de la mejor manera, estudios realizados demuestran que las causales radican en la falta de obediencia, las ofensas e irrespeto que reciben por parte de la ciudadanía en el ejercicio de sus funciones. Jamás he visto a ninguno emplear la fuerza contra los ciudadanos que tienen una conducta moral y cívica correcta ante la sociedad, pero si en algún momento ocurriera, el Estado tiene los mecanismos para enmendar esas conductas, con solo denunciarla en su propia unidad ante sus superiores es suficiente.

Valoremos el altruismo de esa fuerza integrada por mujeres y hombres salidos del pueblo, que con un colosal esfuerzo, honestidad, valentía, exposición al peligro, entrega y apego a las leyes, aseguran que los cubanos disfrutemos de una sociedad  tranquila en la que cada uno de sus hijos comprenda que cada día puede ser más disciplinado y mejor, para formar ese binomio perfecto del pueblo con los agentes del orden, que se convierte en un gran escudo moral de la Revolución. 

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