Por Sergio I. Rivero Carrasco
El Gobierno de Estados Unidos nunca pidió perdón por los ataques de
Hiroshima y Nagasaki por el lanzamiento de las bombas atómicas con las que
finalizaron la segunda guerra mundial, las cuales destruyendo casi completamente la ciudad y
matando inmediatamente a 80.000 personas y tres días después de aquel ataque, la
primera potencia imperial lanzaba una segunda bomba nuclear sobre la ciudad de
Nagasaki que causó 74.000 muertos totalizando más de 154 mil pérdidas de vidas
humanas indefensas.
Ese “Gran País”, perverso gendarme mundial, tampoco le ha pedido perdón por los devastadores ataques lanzados a Iraq, Afganistán, Libia, Siria, entre otros en los que ha provocado millones de víctimas calificándolas como “daños colaterales”, todo por la ocupación y el control de recursos naturales como el petróleo. No por gusto se empeñan en una carrera desmedida contra Venezuela que tiene las mayores reservas petrolíferas del planeta y de otros minerales de altísimo valor.
En la visita realizada por Fidel a Japón en marzo del 2003, dejó plasmado en el libro de homenaje a las víctimas de los terribles bombardeos de Hiroshima y Nagasaki ubicado en el Museo de La Paz, “Que jamás vuelva a ocurrir semejante barbarie”. Era su pedido a la humanidad como eterno homenaje a los muertos del holocausto nuclear, ocurrido el 6 de agosto de 1945, cuando el gobierno de Harry Truman decidió con esa acción, iniciar la era nuclear, que ya alcanzaba muy elevadas dimensiones.
A pesar de que no se ha vuelto a usar la bomba atómica contra otro país, tampoco se ha disipado el temor de que alguna potencia nuclear use su armamento. La desolación y muertes causadas por las dos bombas es menor si se compara con el poder destructor de las tecnologías bélicas actuales, además de que ahora hay suficientes bombas para hacer desaparecer al planeta en fracciones de segundo.
Lo más importante es replantear una y otra vez estos terribles problemas que afectan a la humanidad, sean históricos o actuales. Lo sucedido en el momento en que Estados Unidos alcanzó el rol de primera superpotencia, sigue muy presente en la actualidad. Estamos seguros de que la cortina de humo desplegada por la historia oficial, se ha extendido entre la realidad y la poetización con el uso de la mentira cada vez más densa.
La verdad sobre la desastrosa política e intereses ultrajantes y perversos del gobierno norteamericano ha sido secuestrada en gran parte del mundo, y en primer lugar en los propios Estados Unidos, cuyos habitantes aún en la situación actual en la que sobrevive el país con la política gubernamental contra todo el planeta, siguen creyendo que viven en el más benévolo país de la Tierra, que lucha encarnizadamente contra los supuestos agentes del mal, que son todos los demás, entre los que se incluyen Siria, Irán, Rusia, China… y en Latinoamérica Cuba, Nicaragua y Venezuela.
Hoy, a 76 años de aquel aterrador suceso, Hiroshima y Nagasaki tienen mucho que advertir a un mundo en el que la súper potencia sigue apostando por los conflictos y el uso de la energía nuclear con fines bélicos, utilizando devastadoras armas en una época en que también se han propuesto desarrollar misiles más sofisticados, lo cual abre una brecha para el riesgo de una beligerancia nuclear que puede alcanzar niveles inusitados.
¡El mundo necesita y pide PAZ, NO la guerra!
Hagamos causa común para lograrlo.
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