Por Sergio I. Rivero
Carrasco
Hoy, cuando las garras ocultas y
visibles del imperio norteamericano se ciernen por nuestros países con sus
riquezas y ambiciones, en estos momentos en plena recesión económica por el
manto que le ha tendido la Covid-19 al continente y especialmente a las
principales economías, se hace más vigente la postura de nuestro Apóstol en la
Conferencia Monetaria Internacional celebrada entre enero y abril de 1891 como
Cónsul de Urugüay en la nación norteña y
de hecho, representaría con su acción a los países latinoamericanos, apoderándose
del podio un día como hoy 3 de abril de ese año.