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miércoles, noviembre 18, 2009

HAMBRE se escribe con el estómago vacío


Se acabó la Cumbre y siguió el hambre
. Claro está, ese resultado tácito era esperado tratándose precisamente de uno de los problemas más graves que cobra la vida a millones de seres humanos y depende de la voluntad de los ricos.

La cumbre de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), que concluyó en Roma con la premisa de que una de cada seis personas pasa hambre y la cifra de desnutridos en el planeta supera los 1 000 millones de seres humanos. Nada ha podido hacer por ellos porque la crisis alimentaria solo podrá erradicarse cuando dejemos de oír los discursos vacíos e hipócritas de los poderosos y “a las palabras le sigan los hechos”, tal y como expresó el Director de la FAO Jacques Diouf, en la rueda de prensa con la que concluyó la cumbre.

Tiene que haber una gran voluntad política para que los gobiernos de los países más acaudalados aporten a la FAO el financiamiento anual necesario para poder solventar los gastos que acarrea la equiparación de oportunidades para el acceso a la alimentación y la evitación de la muerte por esta causa. A esta nube negativa que reinó en el cónclave, Ulises Rosales del Toro, Ministro de la Agricultura cubano, al intervenir ante el plenario la denominó como “vergüenza que debería sonrojar a los ricos del Norte” a la vez que expuso la voluntad del gobierno cubano de emprender acciones concretas para enrumbar la solución de esta problemática global.

El senegalés Director General de la FAO se había manifestado con pesimismo por no haber arribado a resultados tangibles si se tiene en cuenta que la solución que se reclama es para hoy, o pudo ser para ayer, si se tiene en cuenta el tiempo que lleva la organización y los países más desposeídos batallando por lograr algunos de los propósitos que los han llevado hasta aquí. El hambre no da tregua, cobra cada día y como él mismo precisó, “los pobres y hambrientos no pueden esperar”, sus estómagos están vacíos, agregaría yo.

Su Santidad, el Papa Benedicto XVI, al dirigirse por vez primera a los presentes allí., alertó acerca del peligro de que el hambre, por estar presente como una regularidad en una buena porción de la humanidad hasta hoy, llegue a ser vista como normal y “parte de la realidad de los países más pobres” ; al respecto sentenció que “no se puede continuar aceptando la opulencia y el derroche cuando la tragedia es tangible”.

Los que no saben mirar hacia el lado han olvidado que el hambre produce desajustes, agresividad, inconformidad y estimula estallidos sociales que cobran caro a los explotadores la cuota de sacrificio y oprobios a que han estado sometidos. La historia es elocuente y rica en ejemplos que pueden ilustrarlos.

Una demostración de la poca importancia que dieron al evento global contra el Hambre los máximos representantes de los países ricos, fue la casi total ausencia de mandatarios, con lo cual enviaron al mundo un mensaje calificado como “lamentable” ; aunque estamos convencidos de que una reunión como esta no puede resolver la hambruna mundial, sí debe promover acuerdos que contribuyan a mitigarla de forma progresiva con la voluntad política que ello exige, porque no podemos dar la espalda, por demás, al cambio climático con sus consecuentes efectos en estos asuntos que agravan el clima existente.

Quedó demostrada la incapacidad de la organización para hacer que los acuerdos se cumplan y se tracen políticas objetivas en bien de la humanidad toda. Es evidente que no es un problema de falta de recursos, sino de prioridades. Hay declaraciones, hay compromisos, hay indicaciones de acción, pero no se actúa.

Vale destacar el ejemplo de nuestro país y el conjunto del ALBA en la aplicación de políticas sociales encaminadas a equiparar las oportunidades y el acceso a la alimentación, la salud, la educación, la seguridad social de sus pueblos como principio ético y humano esencial de los gobiernos que además estimulan la cooperación en los diferentes sectores de la economía, la sociedad y la cultura.

En el caso de Cuba, un país por demás bloqueado por más de 50 años, el General de Ejército Raúl Castro Ruz desde el 2006 viene insistiendo en la necesidad de realizar acciones y programas coordinados para la producción de alimentos con la mirada puesta en los incrementos desmedidos y acelerados de los precios de los productos, considerándolo ya un problema de seguridad nacional.

En tal sentido se fortalece la agricultura urbana y sub-urbana, el Programa de Desarollo de las ganaderías avícola, porcina, vacuna, equina y de otras especies, la producción de granos con el programa popular e intensivo del arroz y el de granos, los cuales reportarán ventajas al no tener que comprar los productos de más valor en el mercado mundial.

¿Tendrán que pasar hambre los acaudalados alguna vez para que se den cuenta de la tragedia que vive la humanidad y ellos tienen en las manos la solución al producir dos veces y media la cantidad de alimentos que se consume en el planeta?

Puede abstraerse usted, que lee ahora este trabajo, y pensar que lleva varios días sin comer o con una mínima alimentación. Pasa por mercados abarrotados de productos que sacan sus ojos de las órbitas, pone sus jugos gástricos en acción, le estimula las glándulas salivales, se le incrementa un dolor punzante que le ataca la boca del estómago y cuando está a punto de..., introduce la mano en el bolsillo y de él nada saca.

Así, casi ahogado, como le sucede a los 1 000 millones de hambrientos del orbe, es cuando se convence de que la palabra HAMBRE se escribe con el estómago vacío.