El gobierno de Estados Unidos intensificó en los últimos 12 meses su histórica política de hostilidad y aislacionismo contra Cuba, confirmada a través de castigos a empresas extranjeras y restricciones adicionales para el sector turístico hacia la Isla.
La administración del presidente demócrata Barack Obama,
que en el 2011 había dado discretos pasos hacia la flexibilización en
cuanto a viajes a la nación antillana, mantuvo no obstante el núcleo de
las estrategias agresivas por medio de normativas del Departamento del
Tesoro.