En 1996 el presidente
norteamericano Williams Clinton firmaba
la Ley Helms Burton, engendro de norma extraterritorial que nunca debió nacer, por
las afectaciones que provoca no solo al pueblo y gobierno cubanos, sino que
remueve el piso a muchos en el mundo que
también reciben las consecuencias de su aplicación, motivo por el cual en los
23 años de firmada, nunca se ha podido aplicar el Título III. Pero a este plan
agresivo se le interpuso otro plan o Ley que recoge el sentir y espíritu
indoblegable de los cubanos: La ley 80, conocida como “Ley de reafirmación de la dignidad y la soberanía cubanas” aprobada
por la Asamblea Nacional del Poder Popular en diciembre del mismo año.