En 1996 el presidente
norteamericano Williams Clinton firmaba
la Ley Helms Burton, engendro de norma extraterritorial que nunca debió nacer, por
las afectaciones que provoca no solo al pueblo y gobierno cubanos, sino que
remueve el piso a muchos en el mundo que
también reciben las consecuencias de su aplicación, motivo por el cual en los
23 años de firmada, nunca se ha podido aplicar el Título III. Pero a este plan
agresivo se le interpuso otro plan o Ley que recoge el sentir y espíritu
indoblegable de los cubanos: La ley 80, conocida como “Ley de reafirmación de la dignidad y la soberanía cubanas” aprobada
por la Asamblea Nacional del Poder Popular en diciembre del mismo año.
El
anuncio de la aplicación del Título III de la Helms… y su aplazamiento solo por
solo 45 días y no por seis meses como se había hecho anteriormente, el
Ministerio de Relaciones Exteriores hizo un pronunciamiento de rechazo en el
que plantea “La pretensión de aplicar
plenamente el título III se promueve en contra del criterio de importantes
agencias gubernamentales de los Estados Unidos y como consecuencia del poder e
influencia que han alcanzado en el gobierno, personas cuya carrera política ha
estado marcada por el resentimiento impotente contra Cuba y ha descansado en el
uso de la mentira y el chantaje”.
En la presentación de la Ley 80 en el Parlamento, Alarcón
de Quesada caracterizó la respuesta cubana a la Ley Helms Burton en contundentes
palabras: “Nosotros vamos a demostrar qué cosa es la
democracia y qué cosa es la solidaridad. Nosotros vamos a hacer que todo
nuestro pueblo, que todas nuestras organizaciones la conozcan, estén
conscientes de lo que significa el plan anexionista para Cuba, conozcan,
además, nuestra respuesta, y estén preparados mentalmente, intelectualmente
para asegurar que las generaciones actuales de cubanos no serán jamás
esclavizadas, no serán jamás destruidas, no verán su obra liquidada por el
enemigo imperialista; pero, además de eso, que seremos capaces de asegurar que
nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos, tengan por los siglos por venir
la misma voluntad de hierro y la misma conciencia firme e indoblegable de los
cubanos de hoy para asegurar que nunca jamás volverán a este país ni la
explotación, ni la miseria ni el imperio”.
En
consonancia con lo anterior, el Presidente cubano Miguel
Díaz-Canel llamó a los inversionistas
del mundo a que no se dejen intimidar por las agresiones imperialistas porque
Cuba ofrece garantía a las inversiones que se realizan, y lo puede hacer porque
lo proclamado en la Ley de Reafirmación de la soberanía y la dignidad cubanas
lo asegura.
En
sus Por Cuanto, la Ley de Reafirmación… asegura
que Cuba es un país independiente, que el pueblo cubano es fiel portador
del legado independentista de los mambises, de los obreros, campesinos,
estudiantes e intelectuales que han combatido y combatirán las pretensiones de
su enemigo histórico: El imperialismo
yanqui, y textualmente insiste: “El pueblo cubano jamás permitirá que los destinos
de su país sean regidos por leyes dictadas por ninguna potencia extranjera”.
Su Artículo 1 declara como “ilícita la Ley
"Helms-Burton", inaplicable y sin valor ni efecto jurídico alguno”,
además se considera nula toda reclamación que se ampare en ella con independencia
de la nacionalidad.
Como
antecedente y se encuentra plasmado en la Ley, Cuba realizó el proceso de
negociación de las nacionalizaciones con un grupo de países y de forma
progresiva fueron compensadas sus propiedades, pero Estados Unidos No estuvo de
acuerdo, se mantuvo al margen de las negociaciones y aprovecha esta coyuntura
para hacer valer sus propiedades y utilizarlas como pretexto para dañar la
Revolución.
Frente a los supuestos daños que ellos exponen, se
alzan las denuncias promulgadas por el Gobierno de Cuba en el Tribunal
provincial de La Habana conocidas como Demanda del pueblo deCuba al Gobierno de Estados Unidos por daños humanos y la Demanda del PuebloCubano al Gobierno de los Estados Unidos por los daños económicosocasionados a Cuba, fruto de un
amplio proceso judicial ejemplarizante y televisado para toda la nación, en el
que los dañados expusieron todas las afectaciones producidas, las familias
destruidas, las pérdidas de vidas humanas, lo cual multiplica con creces las
cifras de los pagos supuestamente pendientes que tiene Cuba por las tierras,
instalaciones y utilización de otros espacios en actividades que ellos
consideran en el engendro de ley como traficar.
En el Artículo 5 se tiene en
cuenta la protección de las inversiones futura, es decir, las actuales cuando
expresa: “Se encarga al Gobierno de la
República de Cuba la adopción de las disposiciones, medidas y facilidades
adicionales que resulten necesarias para la total protección de la actuales y
potenciales inversiones extranjeras en Cuba y la defensa de los legítimos
intereses de éstas frente a las acciones que pudieran derivarse de la Ley
"Helms-Burton". Pero el Artículo 8 protege a los inversionistas
cuando expresa su enfrentamiento a toda actividad que propicie o conspire para
que pueda ser aplicado cualquier postulado de la Helms Burton, cuando precisa:
“Se declara ilícita cualquier forma de colaboración, directa o indirecta, para
favorecer la aplicación de la Ley "Helms-Burton".
Una forma de hacer valer la voluntad de los cubanos es precisamente que
el pueblo tenga conocimiento del contenido de la Ley Helms Burton y de esta Ley
cubana que la desconoce hace valer en su Artículo
14 la voluntad soberana del conocimiento y la acción mancomunada del pueblo
para impedir su aplicación al expresar: “Se
convoca a todo el pueblo de Cuba a continuar el examen profundo y sistemático
del plan anexionista y colonial del Gobierno de los Estados Unidos de América
incluido en la Ley "Helms-Burton", con el fin de asegurar que en cada
territorio, comunidad, centro de trabajo o estudio y unidad militar, exista
conocimiento cabal de las consecuencias específicas que para cada ciudadano
acarrearía la ejecución de dicho plan y garantizar la participación activa y
consciente de todos en la aplicación de las medidas necesarias para
derrotarlo”.
Cuba siempre ha tenido las armas morales a su favor, la dignidad de un
pueblo ha hecho indestructible la Revolución en 60 años frente al imperio más
poderoso del planeta y acaba de aprobar una nueva Constitución por la amplia
mayoría de los cubanos que protege nuestra integridad, la soberanía, traza las
pautas para el desarrollo y ratifica el carácter socialista de la Revolución y
el papel dirigente de nuestro único partido en la sociedad: El Partido Comunista
de Cuba. Plan contra Plan, siguiendo el legado de Martí.
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