El
Gobierno Revolucionario condena enérgicamente el sabotaje al suministro de
electricidad en Venezuela, que constituye un acto terrorista, dirigido a dañar a la población
indefensa de toda una nación, para utilizarla como rehén en la guerra no
convencional desatada por los Estados Unidos contra el gobierno legítimo que
preside el compañero Nicolás Maduro Moros y la unión cívico-militar del pueblo
bolivariano y chavista.
Políticos
estadounidenses se han apresurado a celebrar un acto que priva a la población
de un servicio básico fundamental, deja hospitales sin la energía necesaria
para operar, interrumpe otros servicios elementales indispensables en la vida
cotidiana, como la alimentación, el suministro de agua, el transporte, las
comunicaciones, la seguridad pública, el comercio, las transacciones bancarias
y el pago por tarjetas; afecta el trabajo en general e impide el funcionamiento
de las escuelas y universidades.
La
secuencia y modalidad de los hechos recuerda el sabotaje realizado a la
industria petrolera en 2002, perpetrado entonces por una empresa estadounidense
propietaria y operadora del sistema automatizado de producción, refinación,
transportación y distribución de la producción.
Se
suma, además, a la guerra económica y financiera despiadada a la que se somete
a Venezuela, con el claro objetivo de vencer por carencias y privaciones la
voluntad política y soberana de un pueblo que no se ha dejado doblegar.
Se
trata de una escalada en la guerra no convencional liderada por el gobierno de
los Estados Unidos contra ese país hermano que se desarrolla tras el fracaso de
la provocación montada el pasado 23 de febrero con el intento de ingresar por
la fuerza una supuesta ayuda humanitaria a Venezuela, desafiando a las
autoridades legítimas del país, en violación del Derecho Internacional y de las
normas y principios de la Carta de las Naciones Unidas, con el objetivo de
provocar muertes y violencia en gran escala como pretexto para una
“intervención humanitaria”.
La
experiencia de la propia historia de Cuba y de otros países de la región enseña
que estas acciones son el preludio de actos violentos de mayor envergadura,
como fue la invasión armada de Playa Girón en 1961. La comunidad internacional
tiene suficientes evidencias para estar sobre aviso.
El
usurpador y autoproclamado “presidente” creado por Estados Unidos dijo
públicamente que, cuando llegue el momento, invocaría el artículo 187 de la
Constitución para autorizar el empleo de misiones militares extranjeras en el
país y repitió exactamente la misma frase que sus mentores estadounidenses
utilizan: “Todas las opciones están sobre la mesa”. Solo falta que reciba la
orden desde Washington, pues se conoce que en su periplo por América del Sur ya
solicitó a ciertos gobiernos apoyo para una intervención militar en su país.
La
ofensiva contra Venezuela se acompaña de una feroz campaña de propaganda
macartista y mentiras coordinada por el Asesor de Seguridad Nacional de ese
país, John Bolton, como pretexto para la aplicación por la fuerza de la
Doctrina Monroe, acompañado activamente por el Senador anticubano Marco Rubio,
quien con el uso frenético de las redes sociales, evidencia su atención e
involucramiento personal y conspirativo, en las maniobras contra Venezuela.
Entre
los más persistentes y desvergonzados pronunciamientos, está la calumnia de que
Cuba tiene “entre 20 y 25 mil efectivos militares en Venezuela”, que “ejercen
dominio” en ese país hermano y soberano, y que “tienen amenazados” a los
integrantes de la gloriosa y combativa Fuerza Armada Nacional Bolivariana. Cuba
rechaza de manera categórica esa mentira, como rechaza con igual firmeza toda
insinuación de que existe algún grado de subordinación política de Venezuela a
Cuba o de Cuba a Venezuela.
John
Bolton es un mentiroso reconocido, con credenciales de larga data. Este
funcionario fue quien en 2002 acusó a Cuba de poseer un programa de desarrollo
de armas biológicas, falacia desmentida públicamente por quien era entonces su
jefe, el ex Secretario de Estado Colin Powell, y por el ex Presidente James
Carter. El infundio provocó, además, que Bolton fuera sometido a una
investigación por el Congreso de los Estados Unidos.
Bolton
asimismo estuvo entre los promotores de la mentira de que el gobierno de Iraq
poseía en 2003 armas de destrucción masiva y un programa para desarrollarlas,
la que, repetida a todos los niveles del gobierno estadounidense y amplificada
por los grandes medios de comunicación, sirvió de pretexto para la agresión y
ocupación militar de ese país del Medio Oriente por parte de los Estados
Unidos, a un precio de cerca de un millón de muertos y millones de desplazados
iraquíes, además de miles de soldados estadounidenses fallecidos y heridos
durante la campaña militar cuyo objetivo fue también el petróleo.
Como se
ha difundido públicamente, y las personas honestas e informadas conocen, la
relación bilateral entre Cuba y Venezuela se basa en el respeto mutuo, en la
verdadera solidaridad, en el común compromiso bolivariano y martiano, fidelista
y chavista, con la integración de “Nuestra América”, independiente y soberana;
en la voluntad de practicar la cooperación complementaria entre los pueblos del
Sur, y en el empeño de aplicar y defender la Proclama de América Latina y el
Caribe como Zona de Paz.
En los
proyectos del Convenio Integral de Cooperación, suscritos entre ambos países,
participan poco más de 20 mil cubanos, la mayoría mujeres, el 96% de los cuales
están dedicados a la prestación de servicios de salud a la población, y otros
que laboran en sectores como educación, cultura, deporte y agroalimentario.
El
impacto acumulado en Venezuela de esa cooperación, por solo citar unos datos,
ayudó a salvar 1 473 117 vidas, a realizar 717 029 310 exámenes de diagnóstico
médico, a dar atención oftalmológica a 62 031 309 de personas, a administrar 12
915 648 de vacunas contra el sarampión y la tuberculosis, a lo que se puede
sumar 3 095 546 de alfabetizados.
Es
totalmente falso que Cuba esté participando en operaciones de la Fuerza Armada
Nacional Bolivariana o los servicios de Seguridad. Se trata de una calumnia
difundida deliberadamente por el Gobierno de los Estados Unidos. Cuando Bolton,
otros políticos y funcionarios del gobierno estadounidense la esgrimen, mienten
deliberadamente con agresivos fines políticos, pues cuentan con datos e informaciones
suficientes y conocen la verdad.
Cuba no
interviene en los asuntos internos de Venezuela, como Venezuela no interviene
en los de Cuba.
A
diferencia de los Estados Unidos que tiene unas ochenta bases militares en
América Latina y el Caribe, incluida la que usurpa territorio cubano en
Guantánamo, y unas ochocientas en el planeta que disponen de más de 250 mil
soldados; Cuba no tiene ninguna en país alguno, ni especialistas en tortura y
represión policial, ni cárceles secretas, ni fuerzas navales o aéreas
merodeando las costas y el espacio aéreo inmediato de Estados soberanos ni
satélites observando cada detalle.
Con la
mentira, el imperialismo promovió el sangriento golpe de estado de Augusto
Pinochet en Chile, y muchos otros golpes de estado y dictaduras represivas en
la región. Con mentiras se asesinó a más de 10 mil ciudadanos indefensos en la
invasión militar a Panamá de diciembre de 1989. Con ellas se provocó la
agresión militar y la desestabilización de Libia.
Con
mentiras fue que Estados Unidos y otras potencias mantuvieron hasta última hora
el pleno respaldo al oprobioso régimen del apartheid en Sudáfrica.
El
Gobierno Revolucionario advierte y denuncia que la tendencia a mentir sin
límite ni freno alguno de parte del gobierno de los Estados Unidos tuvo ya
peligrosas consecuencias en el pasado que podrían repetirse en la actualidad.
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