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Acto celebrado el 2 de agosto de 1978 en el Presidio Modelo
para declarar elm nuevo nombre de Isla de la Juventud |
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Por Sergio Rivero Carrasco
Fotos de Archivo
No todas las condenas son motivadas por una sanción o requerimiento, puede ser también una obstinación, un
compromiso, una suerte de lucha por renovar lo existente para hacer valer lo
bueno y perdurable. Ese es el caso de
esta ínsula, que por varios años fue asaltada por jóvenes de toda Cuba que
llegaron hasta aquí llenos de entusiasmo y deseos de hacer, de recuperarla de
los destrozos provocados a mediados de junio de 1966 por el huracán Alma, enaltecidos por la consigna : “A recuperar lo perdido y a avanzar mucho
más”.
Así comenzó la transformación y las tierras se llenaron de sembradíos,
floreció la ganadería, crecían viviendas, edificaciones y escuelas. Ya en
agosto del siguiente año se iniciaba la Revolución Hidráulica y comenzaron a
aparecer los espejos de agua por toda la geografía, guardando ese preciado
recurso para el consumo humano y de las grandes inversiones que se
desarrollaban sobre todo en la agricultura, la ganadería y después la
Industria, la salud, la educación.