Texto y fotos Sergio Rivero Carrasco
No tengo voz autorizada para
caracterizar, evaluar, categorizar a mi ciudad, que se discute entre lo añejo y
lo contemporáneo: Nueva Gerona. Sí, mi ciudad, porque la hice mía hace 41 años
cuando arribé a esta ínsula maravillosa a cumplir mi servicio social por dos
años, una vez graduado como profesor de Historia y Literatura en el Instituto
Pedagógico Enrique José Varona, anexo a la Universidad de la Habana.
Esta ciudad me abrió sus
puertas y me brindó su espíritu de calma y sosiego, diferente a lo que sucede
en otras urbes cubanas. Solo con la presencia del río Las Casas con sus aguas
mansas, el puente que une al Este con el Oeste de la ciudad y la hace un
verdadero cruce de caminos, los barcos de todo tipo y uso que descansan en sus riveras señalándonos
que ellos, constituyen la carretera principal que nos une a la Isla Grande, y
el corredor bajo techo con los portales y columnas y sus capiteles en el paseo
Martí, es insustituible.