El
6 de agosto, aniversario de Hiroshima, debería ser un día de reflexión
sombría, no sólo acerca de los sucesos terribles de esa fecha en 1945,
sino también sobre lo que revelaron: que los seres humanos, en su
dedicada búsqueda de medios para aumentar su capacidad de destrucción,
finalmente habían logrado encontrar una forma de acercarse al límite
final.
Los actos en memoria de ese día tienen un significado especial este año. Tienen lugar poco antes del 50 aniversario del
momento más peligroso en la historia humana, en palabras de Arthur M. Schlesinger Jr, historiador y asesor de John F. Kennedy, al referirse a la crisis de los misiles cubanos.