Mi nietecita y sus amiguitas disfrutan ese ambiente narural |
Texto y fotos: Sergio Rivero Carrasco
La vida de las personas se torna cada vez más dinámica,
estimulada por la inmediatez de los sucesos, las telecomunicaciones que nos
permiten conocer lo que sucede en el otro lado del mundo en fracciones de
segundos, en la vida laboral que nos absorbe más de la mitad del tiempo que la
naturaleza nos ha dado cada día y sobre todo, esta vida virtual que atrapa,
compromete, captura y hasta enferma, que impide poder saciar nuestras mínimas
necesidades espirituales en unos pocos minutos que dediquemos al día.
Admiro a las personas que día a día dedican unos minutos a
ver el sol, a disfrutar de las fuertes jornadas agrícolas o los que por un
placer especial pululan en los parques, leen un libro en ese entorno, acompañan
a sus pequeños hijos o nietos a jugar en esos sitios tan preferidos sobre todo
en las granes ciudades.