Por Iroel Sánchez
Tomado de La pupila insomne.
El
próximo lunes 19 de noviembre, comenzará en La Habana un nuevo ciclo de
conversaciones en busca de dar fin a uno de los conflictos armados más
prolongados en la historia de América. No son pocos sus enemigos.
La guerra en Colombia
genera un flujo de dinero y recursos desde Estados Unidos que beneficia
a importantes sectores de ese país y las profundas causas económicas y
sociales que constituyen el sustrato de la violencia armada -inscritas
en la agenda de las conversaciones- no pueden ser modificadas sin
afectar intereses de grandes terratenientes y empresas transnacionales
que han labrado a lo largo del tiempo su influencia dentro de la
política colombiana. Una expresión de lo anterior es el modo en que el
expresidente colombiano Álvaro Uribe ha estado atacando el proceso que ahora se inicia.