Dada la relevancia de este artículo, me he tomado la licencia de replicarlo en mi blog para compartirlo con mis lectores
Por René González Sehwerert
Colérico
y arrogante, como ningún otro de sus predecesores, el emperador de turno hace
el disparo de arrancada y allá van en tropel, por el despeñadero de la
involución humana, quienes aspiran a llegar primeros a la sima. Ahora o nunca
-parecieran pensar, quizá con algo de razón- quienes creen llegada la hora de
enterrar para siempre la esperanza, que sigue asomando testaruda en la
alternativa del socialismo. La rabia de cada impulso devela el espíritu
perentorio con que se exhibe la arremetida. La historia, que ellos bien
estudian, les advierte que no son ilimitadas las oportunidades de la reacción
para ponerle freno. Hay que aprovechar el momento, y el momentum.