domingo, noviembre 27, 2011

Yo soy, primero que todo, un revolucionario

  • A sus 75 años, cumplidos el pasado jueves, Luis Báez confiesa que su gran valor no son los libros que ha escrito, sino su lealtad a la Revolución y a Fidel

Tomado de Juventud Rebelde
 
«Yo soy, primero que todo, un revolucionario», es la primera impresión que logra dejar en tu mente luego de algunas horas de plática. Sin lugar a dudas, Luis Báez Hernández es un periodista que ha consagrado su desempeño profesional al proyecto revolucionario desde sus inicios y, especialmente, a seguir el accionar del líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz, sobre quien ha publicado títulos como Absuelto por la historia, El mérito es estar vivo y Así es Fidel. 

Reconocido por haberse dedicado a trabajar un género que, como bien él dice, no resulta del todo fácil: la entrevista, y galardonado con el Premio Nacional e Internacional de Periodismo José Martí por la obra de toda la vida, la medalla Playa Girón y la Réplica del Machete de Máximo Gómez, ha escrito también Camino de la victoria, A dos manos; Los que se fueron, Los que se quedaron, Secretos de generales, Preguntas indiscretas; Miami, donde el tiempo se detuvo: Revelaciones de Luis Ortega y Junto a las voces del designio, mientras que en Los disidentes, Chávez nuestro y El encuentro, aparece como coautor junto a Rosa Miriam Elizalde. Alineados casi todos en su librero, deciden mi primera interrogante.


—¿En qué momento tuvo claro el tipo de periodismo que quería realizar?

—Desde muchacho siempre me gustó el periodismo y la entrevista me llamó mucho la atención. Me he dedicado todo el tiempo a la entrevista, ya que es lo que más me gusta, aunque no es un género fácil, pues te tienes, que imbuir; tienes que meterte dentro de la entrevista para poderla hacer. He publicado 24 libros de entrevistas.

—Fue corresponsal de guerra en Girón. ¿Se pudiera decir que este hecho tuvo algo que ver en que se decidiera por la entrevista?

—No, creo que Girón me sirvió para hacerme más revolucionario. Girón fue en mi vida un paso muy importante, porque estuve frente al enemigo y en ese momento no pensaba como periodista, estaba pensando como revolucionario. La entrevista no tuvo que ver con Girón, Girón tuvo que ver con la entrevista.

—¿Cómo denominaría el periodismo que usted desempeña?

—Estoy haciendo un periodismo que es sobre todo de libros. Acabo de publicar Así es Fidel y de terminar otro con Pedro de la Hoz que se llama Los padres de un hijo de la patria, una entrevista que hice a los padres de Almeida (Juan Almeida Bosque) en el año 1980.

—¿Qué ha significado para usted seguir paso a paso el accionar de Fidel? ¿Cuánto de bueno y de malo pudo existir en ello, ya sea en el plano laboral o personal?

—En el plano personal es lo más importante que ha ocurrido en mi vida. Haber tenido contacto directo con Fidel, es una suerte muy grande como revolucionario. Fidel es un hombre extraordinario como ser humano que te envuelve, es decir, uno lo quiere mucho. Si no hubiera habido una Revolución no sé lo que estaría haciendo. A mí me salvó la Revolución, me salvó Fidel. Cuando triunfó la Revolución tenía 24 años, y estudiaba periodismo en aquella época, para ganar mucho dinero y vivir muy bien. Tener un buen carro «cola de pato», que era como se le llamaba al Cadillac; yo estudiaba con esa mentalidad. Pero tuve la suerte de conocer a Fidel y me agarró desde el primer momento. Y laboralmente he sentido la gloria de poder dar más de 50 viajes junto a él.

—Conozco de buena fuente que Los que se fueron y Los que se quedaron le trajeron controversia...

—Esos libros gustaron mucho. El problema es que nadie había tocado ese tema, y a mí se me ocurrió hacer Los que se fueron. Cuando lo publiqué, Fidel me sugirió escribir Los que se quedaron. En Los que se fueron yo salí buscando una serie de personalidades en el mundo: en Argentina a Goar Mestre 

—1912-1993, empresario cubano de los medios de comunicación masiva, propietario del Circuito CMQ—; en Colombia busqué a Pardo Llada y René Cabel, periodista y tenor, respectivamente, que vivieron en el país hasta el triunfo revolucionario. Y en Los que se quedaron me decidí por aquellos que se podían haber ido y decidieron quedarse en Cuba: Germán Pinelli, Alicia Alonso, Enrique Núñez Rodríguez, Enrique la Osa. Ahora estoy intentando hacer los que resistimos (risas).

—¿Qué tiene en mente cuando decide comenzar a escribir un libro?

—Busco lo humano sobre todo, es decir, a mí me interesa mucho que el lector agarre el libro y que cuando empiece a leerlo no lo suelte; y que cuando termine, se quede con deseos de seguir leyendo. Cuando logro eso, es mi gran éxito periodístico.

—¿Le gustaría cambiar la tónica o el estilo periodístico que ha mantenido todos estos años?
—No, yo estoy muy satisfecho con mi estilo periodístico y me muero con ese estilo periodístico.

—¿Cuánto de mítico se reúne en torno a Luis Báez?

—Soy un ciudadano normal, lo único que he hecho es serle fiel a Fidel y a la Revolución. Ese es mi gran valor, no los libros que he escrito, sino mi lealtad a la Revolución y a Fidel.

—¿Ha sido difícil mantener la llamada objetividad periodística o verse forzado a violarla, cuando la verdad es, digamos, muy fuerte?

—Mi tesis es: todo lo que perjudique a la Revolución, yo no lo hago, no lo publico. Lo que beneficie a la Revolución eso es lo que publico. No creo en que el periodista tiene que ser objetivo e independiente, aquí el periodista tiene que ser revolucionario, porque nosotros estamos a 90 millas de los Estados Unidos y tenemos un bloqueo. Yo sé que muchos jóvenes no piensan así y los respeto, porque los jóvenes de ahora no tienen las preocupaciones de nosotros. Yo creo que los jóvenes periodistas son muy buenos, lo que hay que ayudarlos, guiarlos.

—Está muy de moda en las jóvenes promesas del periodismo utilizar la palabra censura. ¿En algún momento de su labor periodística se vio limitado o lo limitaron de publicar algo? ¿Existe la palabra censura en su trabajo?

—Me he limitado cuando he visto una cosa que puede perjudicar a la Revolución y, por tanto, no la publico. Pero por otro lado no tengo ningún tipo de censura, fíjate que de mis libros todo el mundo se entera después que los publico. No existe la palabra censura en mi trabajo, me censuro yo. Soy consecuente con mi trabajo, nada que pueda herir a Fidel, tú lo verás en mis libros. Yo soy fidelista por encima de todas las cosas, yo soy castrista de Fidel y de Raúl.

«Hay una campaña contra Cuba muy grande. Quizá los medios cubanos pudieran ser mucho mejores, no por eso yo los criticaría. Porque lo más fácil es criticar desde afuera. Hay que ser director de un periódico en Cuba para saber lo que se puede y lo que no se puede hacer. Yo respeto mucho a los compañeros. Se puede trabajar mucho mejor el periodismo. Todo se puede hacer mejor en la vida. Pero sucede que los medios cubanos responden al Partido. La situación internacional es delicada, la situación nacional es complicada. Entonces tú no puedes abrir el banderín, porque tienes a los norteamericanos ahí a 90 millas, si tú le das un chancecito… Yo creo que podemos hacer mucho más, que los compañeros lo están tratando; yo te estoy hablando desde afuera, no estoy metido dentro, pero hay que pensar a la hora de publicar, a la hora de decir algo, hay que saberlo hacer. Todo se puede decir, pero hay que saberlo decir. Y como te digo, la mayor censura es la de uno mismo.

«Por otro lado, pienso que ustedes los jóvenes pueden desempeñar un papel. Ustedes son el futuro del periodismo cubano y pueden hacer mucho, inclusive mucho más que todos nosotros».

—¿Cuáles son los principales retos que enfrenta el periodismo actual cubano?

—Primero que todo, para ser periodista hay que ser revolucionario. Si tú no eres revolucionario no puedes ser periodista, ese es el principal reto. Y creo que el otro reto está en la búsqueda de la información, que es un problema serio que tenemos en el periodismo nuestro en estos momentos. Antes salías a buscar la información, ya no, ahora todo el mundo está en el nivel intelectual para escribir grandes artículos. Yo me he pasado días enteros en el lobby de un hotel para una entrevista, hoy nadie hace eso. Entonces el periodista está acostumbrado a que le den la información. También eso juega para otra cosa, porque te dan la información y después hay un error, y tú dices que te la dieron. Yo me busqué problemas 40 veces, y cometí errores en informaciones que publiqué.

—¿Cuánto hay de Luis Báez en el periodismo cubano contemporáneo?

—Luis Báez es un periodista que ha dedicado toda su vida a hacer periodismo, unas cosas les han salido bien, otras les han salido mal, pero si volviera a nacer volvería a ser periodista. Es la profesión que me gusta, y he tenido la suerte de haber estado cerca de los dirigentes más importantes de este país, sobre todo de Fidel. No puedo pedir más a la vida, la vida ha sido muy generosa conmigo.

—¿Qué siente cuando es entrevistado?

—A ningún periodista le gusta ser entrevistado, pero bueno, así son las cosas… (Risas).

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