Por Lorenzo Gonzalo*
Qué trauma habrá tenido este muchacho David Rivera, Representante
Federal de origen cubano, que no hace otra cosa que insistir en perjudicar a
los cubanos.
Porque el muchacho, y que me perdone la irreverencia por llamarlo
coloquialmente (aunque más irreverente es su obsesiva labor de odio
irracional), no solamente pide bloqueo y medidas que ahoguen a quienes viven en
la Isla, sino también pretende maltratar a los cubanos que viven en Los Estados
Unidos de América.
Este muchacho estudió en Tallahassee y fue compañero de Marco Rubio,
mientras ambos asistían a la Universidad y cursaban las asignaturas de abogacía.
Cuentan que vivían en el mismo apartamento, compartiendo la renta, cosa
habitual entre los estudiantes. Eran compañeros de cuarto. Suponían ser
muchachos normales, de buena voluntad, con sentido humano por las cosas. Pero
bueno, la vida es cambiante y llega el momento que las realidades no son como
creíamos.
Marco Rubio ha querido separarse en lo posible del Representante
Rivera, porque éste ha tenido algunos manejos al parecer turbios en sus
campañas electorales y eso no aún no está claro. Rubio quien es el “muchacho de
oro” del establishment republicano, un posible candidato a la
Presidencia del Coloso del Norte, ha hecho bien en mantener distancia, porque
si fuera cierto que Rubio sucumbió a unos de los tantos juegos letrinosos de la
política electorera, sostener una relación demasiado cercana lo haría lucir
deplorable si la letrina se desborda un día de estos. Ustedes saben que tanto
va el cántaro a la fuente hasta que se rompe.
Rivera pretendió insistentemente que la las personas que se acogen a
la Ley de Ajuste cubano, no están autorizados a viajar a visitar sus familiares
en Cuba por un período de cinco años. Para apoyar su propuesta, el
Representante alega que quienes se acogen al Ajuste, es porque suponen ser
perseguidos políticos en Cuba. Curiosamente quienes debían prohibirle entonces
la entrada a esas personas sería el gobierno cubano. Pero este no es el caso.
Quien quiere prohibir la entrada de esos cubanos a Cuba es el demócrata Rivera,
un muchacho que se arrimó al Partido Republicano como lo hubiera hecho al
partido verde, al colorado o a cualquiera que le brindara la infusión de
dólares que le permitiese llegar. Porque aquí el problema es llegar, lo cual
nada tiene que ver con los procedimientos empleados.
De paso sería bueno aclarar, que la Ley de Ajuste Cubano se establece
para solucionar el estatus migratorios de miles de cubanos que el Departamento
de Estado permitió ingresar al país con miras a desestabilizar al gobierno de
la Isla. La aplicación de política semejante suponía derrotar en breve al
gobierno, porque de acuerdo al estereotipo de la época, Cuba no podría resistir
la furia del Norte estando ubicada a tan solo “noventa millas de sus costas”.
Hace 53 años que el Estado cubano se zafó de la tutela estadounidense,
resistiendo las agresiones.
Al no poder lidiar con un número enorme de indocumentados, inventaron
la Ley de Ajuste, la cual daba la residencia casi automáticamente a cuanto
cubano llegara al territorio estadounidense, pero nada tiene que ver con su
condición política.
En estos días Rivera anda por las emisoras de radio de Miami con otra
idea genial para perjudicar a los cubanos. Rivera introdujo una cláusula en una
ley de gastos de defensa que fue aprobada en Mayo. Esto es un procedimiento
tramposo que es legal en un Congreso que está lleno de trampas como estas y
otras. En ese gran paquete de gastos, donde hay miles de incidentales, Rivera
introduce un acápite que prohibiría a cualquier compañía que obtenga un
contrato con el Departamento de Defensa, mostrar que no hace negocios con Cuba.
Como existen tantos asuntos importantes en esos enormes paquetes de propuestas
al Congreso, la mayoría de los Congresistas no se fija en minucias como estas y
simplemente firman sin saber qué firman, aunque digan lo contrario y algunos
hasta pierden el tiempo argumentando que sí saben lo que firman.
Por supuesto la propuesta de Rivera no es solamente reflejo de ese
capricho obsesivo contra los cubanos, sino que va dirigida a la compañía
española Repsol, a proveedores alimenticios como ADM, Tyson, Perdue, Cargill, a
la gigante naviera Crowley, a la líder de las compañías constructoras
brasileñas Odebrecht y a otras.
No ampliaremos sobre el tema. Rivera dice que la idea es para sacar
del juego a las compañías extranjeras y los contratos sean dados a compañías
estadounidenses. Sería bueno que haga lo mismo con China y traiga las compañías
estadounidenses que se han ido para aquel país. No creo que lo haga, porque el
muchacho tiene problemas obsesivos, pero no está loco.
La idea de Rivera es que en Cuba la gente pase trabajo, tenga
dificultades, se le dificulte el acceso a la salud, a la comida, en fin que la
vida se les convierta en un yogur, en un limón, en ácido muriático, en algo
bien malo. Es una vieja idea que no ha funcionado, pero que se sustenta en la
teoría física de la caldera de presión. El objetivo es hacer que la caldera
reviente.
Como pueden ver es una idea “muy humanitaria” que persigue que la
gente se mate a palos y pedradas, en lugar de buscar avenidas de diálogo a las
cuales el gobierno cubano ha estado abierto desde hace muchos años.
Este muchacho sin dudas tiene un problema, que no creo haya sido
totalmente heredado de padres disgustados con las arbitrariedades que
sucedieron en Cuba en los 15 primeros años de un proceso revolucionario, que si
bien no sabía cómo conducir sus pasos, no tenía dudas que estaba bajo estado de
sitio, rodeado del arsenal letal de Los Estados Unidos de América.
Los embargos y los bloqueos siempre son malos y contienen una gran
dosis de injerencia. Ni siquiera el Bloqueo a Sudáfrica en épocas del Apartheid
consideramos que pueda ser justificado.
Por cierto que aquel Bloqueo fue determinado por la ONU para contener
el genocidio del gobierno blanco sudafricano, mientras que el Bloqueo
instrumentado contra Cuba y alentado por muchachos como Rivera y los camajanes
que le dan consejos, está diseñado para provocar un genocidio.
Son dos Bloqueos diametralmente opuestos en cuanto a sus objetivos: el
de Sudáfrica fue para evitar el baño de sangre y el de Cuba se propone crearlo.
Valore usted la moralidad de uno y otro.
Los problemas de genocidio se deben resolver con la intervención
directa de fuerzas conjuntas de los países que conforman estados de relativa
estabilidad, que son los que hoy conocemos. No podemos esperar por aquellos de
estabilidad plena, porque en realidad no hay ninguno.
Este muchacho, y de nuevo que perdone la irreverencia, el
Representante David Rivera, debía ir al médico en estos “tiempos de cólera”.
Digo esto para estar a tono con el escándalo formado por El Nuevo Herald y las
emisoras satélites que le hacen la comparsa, con el brote de dicha enfermedad
en Cuba, felizmente controlada en estos momentos.
Viéndolo actuar (seguimos hablando de David Rivera), pensamos que
pudiera estar contagiado. Pero no con ese pequeño brote de cólera que acaba de
ocurrir en Cuba, sino con la cólera contrarrevolucionaria, conservadora,
fascistoide, que brotó hace cincuenta años en algunas personas que llevan odio
y revancha en las venas en lugar de sangre, cuando la mayoría de los cubanos
tomó la decisión de no admitir nunca jamás, la presencia de Los Estados Unidos
de América en sus asunto internos.
Realmente David Rivera debía ver al médico, al brujo, al babalao al chamán
o a quien se le ocurra. Pero que lo haga con urgencia, porque como decía el
Profesor Amalio Fiallo, parece que este muchacho solamente tiene “un
pequeñísimo defecto” que visto de cerca, descubrimos que “le abarca todo el
cuerpo”.
*Lorenzo Gonzalo periodista
cubano residente en EE.UU. Subdirector de Radio Miami
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