- La generación histórica va cediendo su lugar a los pinos nuevos
con tranquilidad y serena confianza, y la Revolución socialista cubana
seguirá siendo de los humildes, por los humildes y para los humildes,
expresó el Presidente cubano en su discurso ante el cuartel Moncada por
los 60 años de los hechos del 26 de Julio de 1953.
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Resumen de las palabras de Raúl, tomadas de Juventud Rebelde
Esta seguirá siendo la Revolución socialista de los humildes,
por los humildes y para los humildes, aseguró el Presidente de los
Consejos de Estado y de Ministros, Raúl Castro, en sus palabras durante el acto por al aniversario 60 de los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes.
Hoy más del setenta por ciento de los cubanos nació después del
triunfo de la Revolución, rememoró Raúl, quien recordó que «hoy
convivimos en suelo patrio varias generaciones, cada una con méritos
propios según el momento histórico y las circunstancias que les ha
tocado vivir».
La generación histórica va cediendo su lugar a los pinos nuevos con
tranquilidad y serena confianza, basada en la capacidad demostrada de
seguir el rumbo de la Revolución, iniciada desde la lucha de los indios y
esclavos hasta nuestros días, expresó.
Como se ha explicado, dijo, está en marcha el proceso de
transferencia paulatina y ordenada a las nuevas generaciones de las
principales responsabilidades de la nación.
Pero para asegurar su éxito, jamás podrá descuidarse —como nos enseñó
Fidel— la necesidad de preservar, por encima de todo, la unidad de
todos los cubanos dignos, ratificó.
Raúl Castro aseguró que la ocasión era propicia para rendir merecido
homenaje a los caídos durante la lucha y también a Fidel, el Comandante
en Jefe de la Revolución cubana, «que con su inconmovible optimismo y
junto al pueblo, capaz de resistir tantos sacrificios, nos dio la
victoria y situó en el mapa mundis a nuestra pequeña isla como un
baluarte de la dignidad y justicia».
Rindamos honor también a la mujer cubana, madre, combatiente,
compañera de sacrificios, alegrías y luchas, pidió en su discurso Raúl
visiblemente emocionado, quien también tuvo palabras para las nuevas
generaciones, «que continuarán defendiendo por siempre los ideales
revolucionarios».
Igualmente, envió un abrazo fraternal a los valerosos luchadores
antiterroristas injustamente encarcelados hace quince años en Estados
Unidos, por cuyo regreso a la patria seguiremos batallando sin descanso,
ratificó.
El Presidente cubano también envió su más sentido homenaje al invicto
Comandante en Jefe de la Revolución Bolivariana de la hermana
República de Venezuela, el fallecido Comandante Hugo Chávez Frías, de
quien aseguró que era un discípulo adelantado de Bolívar.
En su discurso, Raúl se refirió a la firmeza y al decoro del líder
histórico de la Revolución Cubana, Fidel, quien luego del asalto al
Moncada se convirtió de acusado en acusador en el juicio a que fueron
sometidos.
Recordó que el Granma vino después, cuyo desembarco fue apoyado por
el alzamiento de Santiago de Cuba, dirigido por Frank País, asesinado
luego cuando aún no había cumplido 23 años.
Rememoró además el revés de Alegría de Pío, el encuentro con Fidel en
Cinco Palmas de Vicana, la decisiva victoria sobre la gran ofensiva
batistiana contra el primer frente de la Sierra Maestra, que como dijo
el Che, le quebró a la tiranía el espinazo y dio inicio a la
contraofensiva.
La cubana seguirá siendo la Revolución de los humildes, por los humildes y para los humildes
La cubana seguirá siendo la Revolución de los humildes, por los
humildes y para los humildes, proclamada por Fidel el 16 de abril de
1961, en el entierro de las víctimas de los bombardeos aéreos durante la
invasión a Playa Girón, aseguró este viernes el Presidente de los
Consejos de Estado y de Ministros, General de Ejército Raúl Castro.
Con esa frase cerró su emotivo discurso en la Ciudad Escolar 26 de
Julio, que antes de 1959 fuera el Cuartel Moncada, después de resumir en
apretada síntesis «una intensa historia».
De esa manera, el también Primer Secretario del Comité Central del
Partido Comunista de Cuba recordó aquellos históricos últimos 74 días en
que fueron derrotadas las tropas batistianas.
Fueron cerca de cien combates, cuatro operaciones, se combatió de día
y de noche, contó Raúl. «Pero lo fabuloso, enfatizó, fue que Fidel
recogió todas las demás guerrillas menos las nuestras, que se hallaban
en el Segundo Frente Oriental y estaban muy alejadas. Así logró
concentrar 200 fusiles, aunque había más guerrilleros; había incluso una
escuela de reclutas, desarmados, que se iban armando en la medida en
que se iban obteniendo pequeñas victorias.
«Con 200 hombres se enfrentó a 10 000 soldados directos, sin contar
la retaguardia que les aseguraba alimentos, toda la aviación, la
artillería que podía actuar en la montaña y, no obstante, fueron
derrotados en esos 74 días. Entonces, se tuvo que ir a la Cruz Roja
Internacional para que recogieran a cientos de prisioneros que fueron
devueltos por Fidel, totalmente sanos, mejor comidos que nosotros y bien
atendidos.
«Comenzaba de ese modo, en el verano de 1958, el viraje irreversible
de la guerra, que con las operaciones de las columnas invasoras salidas
de la Sierra Maestra y las acciones de los combatientes clandestinos,
condujeron al colapso del militar régimen, a la toma del poder de la
revolución triunfante y a la constitución del primer gobierno
revolucionario en la universidad de esta ciudad.
«Con la huelga general a que llamó Fidel desde Palma Soriano antes de
entrar a Santiago, y con la clase obrera y todo el pueblo, se derrotó
la maniobra de la embajada norteamericana para sabotear la victoria,
mientras Fidel avanzaba hacia La Habana.
«Empezaba entonces una etapa mucho más difícil que estremeció los
cimientos de toda la sociedad. A cuatro meses del triunfo, en la propia
Sierra Maestra y en el puesto de mando que utilizó Fidel en los últimos
meses de la guerra, en cumplimiento del Programa del Moncada, se
promulgó la primera Ley de Reforma Agraria, que enfrentó la Revolución
con los poderosos intereses económicos extranjeros y de la burguesía
criolla, que financiaron y estimularon, por espacio de varios años, el
accionar de bandas armadas, el asesinato de jóvenes alfabetizadores, el
sabotaje y el terrorismo en todo el país, la invasión por Playa Girón en
abril de 1961, en víspera de la cual se proclamó el carácter socialista
de la Revolución; la crisis de los misiles cuando ya Estados Unidos
estaba preparando una invasión directa con sus tropas a Cuba, en octubre
de 1962; las incesantes agresiones y crímenes contra nuestro pueblo
durante décadas...», rememoró el líder de la Revolución cubana.
En su intervención, Raúl recalcó que a pesar de que han pasado los
años, la cubana sigue siendo una Revolución de jóvenes, «como lo éramos
el 26 de julio de 1953;
como lo eran los que combatieron y cayeron en las calles de Santiago de
Cuba, el 30 de noviembre de 1956; jóvenes fueron quienes en su inmensa
mayoría participaron en la lucha contra las bandas armadas durante cinco
años (desde el 60 hasta enero de 1965 aproximadamente); jóvenes eran
también los que derrotaron a los mercenarios en Playa Girón, los que se
sumaron, incluso adolescentes, a la Campaña de Alfabetización, los que
se incorporaron masivamente a las Milicias, a las nacientes Fuerzas
Armadas Revolucionarias y al Ministerio del Interior.
«Jóvenes fueron los cientos de miles que cumplieron misiones
internacionalistas en otra tierras del mundo; los que hoy prestan
servicios de Salud y Educación —la mayoría también mujeres— en
diferentes naciones, los científicos, intelectuales, artistas y
deportistas que tanta gloria han cosechado; los que al llamado de la
Patria cumplen su servicio militar —entre ellos las muchachas, que por
propia voluntad se suman a esta tarea—; los estudiantes de la enseñanza
media, nuestros universitarios, que protagonizaron con éxito el último
Censo de Población y Vivienda; los obreros y campesinos que generan en
la producción y los servicios ingresos a la economía, nuestros maestros y
profesores...
«Sin dudas, repitió, esta seguirá siendo una Revolución de jóvenes».
Al expresar que habrá gloria eterna a los mártires de la Patria, y
darle vivas a Fidel y a la Revolución socialista, Raúl concluyó su
discurso con la famosa frase del Che Guevara: ¡Hasta la victoria,
siempre!
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