Por Enrique
Milanés León
Tomado de JR
Tomado de JR
- En sus homilías y reflexiones de esta tarde, el Papa recomendó evitar que nos desencontremos y pronunció hermosas palabras sobre el valor de la pobreza
Durante su visita a Cuba, el Papa Francisco bendijo en el Centro Cultural
Félix Varela, ante cientos de jóvenes entusiastas, una cruz que presidirá la
Jornada Mundial de la Juventud en 2016.
El Papa alabó la capacidad de soñar de los jóvenes.
«Un joven incapaz de soñar está encerrado en sí mismo. Sueñen, que el mundo con
ustedes puede ser distinto. Si los jóvenes ponen de lo mejor de ustedes, el
mundo puede ser distinto. Sueñen y cuenten sus sueños, hablen de las cosas
grandes que desean; mientras más grande es la capacidad de soñar, más camino se
ha recorrido», afirmó Su Santidad.
Francisco dijo que cuando una religión se vuelve
conventillo pierde lo mejor que tiene, la capacidad de creer en Dios, y
recomendó corazones abiertos, mentes abiertas. «¿Por qué no nos damos la mano
en aquello que tenemos en común?», les preguntó antes de animarlos a hablar de
lo que se tiene en común para después hablar de las cosas que diferencian.
El Papa llamó a los jóvenes a buscar la amistad
social, el bien común. «La enemistad social destruye: una familia, un país, el
mundo se destruyen por la enemistad. La enemistad más grande es la guerra y hoy
vemos que el mundo se está destruyendo por la guerra. ¿Qué podemos hacer en
común? Cuando hay división hay muerte en el alma porque matamos la capacidad de
unir. Sean capaces de crear la amistad social», instó.
Francisco recordó a los jóvenes que la esperanza es
sufrida, sabe sufrir para llevar adelante un proyecto, sabe sacrificarse. «La
esperanza es fecunda, da vida», comentó y los invitó a crear vida, amistad
social, patria, grandeza… porque la esperanza se da en el trabajo.
El Vicario de Cristo comentó el desempleo de los
jóvenes en Europa y sentenció que un pueblo que no da trabajo a los jóvenes, no
tiene futuro. «En este imperio del Dios dinero se descartan las cosas y las
personas», reflexionó.
Además, refirió que la esperanza es convocadora de
todos, su camino no es fácil y no se puede recorrer a solas. «Quiero que los
jóvenes cubanos vayan acompañados, juntos, buscando la esperanza y el futuro y
nobleza de la patria», pidió.
El Papa recomendó que «no nos desencontremos entre
nosotros mismos. Vayamos acompañados aunque pensemos distinto, pero hay algo
que nos acompaña a todos: esa dulce esperanza de la patria a la que queremos
llegar».
Antes, en la Catedral Metropolitana de La Habana,
Francisco decidió postergar la homilía que traía preparada y pronunció otra,
dedicada a una honda reflexión sobre la pobreza y la ayuda a los más pequeños.
El Santo Padre afirmó que la pobreza es palabra
sumamente incómoda, a contramano de la estructura «cultural» del mundo. «El
espíritu mundano no la conoce, no la quiere, la esconde, no por pudor sino por
desprecio. Si tiene que pecar y ofender a Dios porque no le llegue la pobreza,
lo hace. El espíritu del mundo no ama del espíritu de Dios, que se vació a si
mismo, se hizo pobre, se humilló para ser uno de nosotros», dijo.
El Papa dijo que cuando los bienes entran en el
corazón de las personas y empiezan a conducir sus vidas, estas han perdido
porque ya no son como Jesús.
Francisco recordó que San Ignacio decía que la pobreza
era el muro y la madre de la vida consagrada: «La madre porque engendraba más
confianza en Dios, y el muro porque la protegía de toda mundanidad. ¡Cuántas
almas generosas destruidas empezaron bien y después se les fue apegando el amor
a esa mundanidad rica y terminaron mal, es decir mediocres, terminaron sin amor
porque la riqueza pauperiza, pero pauperiza mal, nos quita lo mejor que
tenemos, nos hace pobres en la única riqueza que vale la pena para poner la
seguridad en lo otro: el espíritu de pobreza, de despojo de dejarlo todo para
seguir a Jesús», refirió.
El Sumo Pontífice comentó que la santa madre iglesia
es pobre, Dios la quiere pobre, «como quiso pobre a nuestra santa madre María.
Amen la pobreza como a madre», invitó.
Cuando uno busca al más pequeño, al más abandonado, al
más enfermo, al que nadie tiene en cuenta, al que nadie quiere, y le
sirve, está sirviendo a Jesús de manera superlativa, afirmó Francisco, quien
pidió a los sacerdotes que no se cansen de perdonar: «sean perdonadores, como
lo hacía Jesús», instó el Papa.
Camino a la Catedral de La Habana, el Papa Francisco
había visitado este martes la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, ubicada en
la céntrica avenida de Reina, en la capital nacional, y sede en Cuba de la
Compañía de Jesús.
De esta manera, Francisco se convirtió en el primer
Sumo Pontífice que recorre los espacios de esta monumental iglesia de estilo
neoclásico, la más importante parroquia de los jesuitas en Cuba.
A su llegada al templo, acompañado por el cardenal
Jaime Ortega Alamino, Francisco recibió flores de manos de niños cubanos y
saludó a infantes enfermos que se emocionaron sobremanera con esta sorpresa.
A su salida de la conocida como iglesia de Reina,
Francisco fue ovacionado por centenares de habaneros que, al igual que en el
amplio recorrido del sábado, quisieron saludar al máximo representante de la Iglesia
católica.
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