Imagen del fotógrafo Richard Drew titulada 'Falling Man.
Los eventos históricos, a la manera de los grandes amores, con el tiempo se agigantan desmesuradamente –o simplemente se desdibujan y olvidan. Mientras veíamos las torres recaer, y el muro del Pentágono convertido en una tronera humeante, todos estábamos instantáneamente seguros de que estos hechos dejarían una marca perenne en nuestra memoria, y que el mundo no sería el mismo en lo adelante.
Fue así. Sin embargo, diez años después, se puede apreciar de modo más ecuánime en qué medida los principales cambios atribuidos al acontecimiento -en el ámbito de la cultura y el pensamiento, en la dinámica del poder, la política y las corrientes ideológicas a nivel mundial– solo pueden entenderse como parte de un proceso de transición, que aún dura, y del que septiembre 11 de 2001 solo fue un hito.