Ejemplar y heroico ha sido el largo proceso vivido por nuestro país bajo el indiscutible liderazgo del Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz, quien de forma previsora, actúa con inteligencia para enrumbar hacia el desarrollo socialista a un país víctima del más cruel bloqueo que haya conocido la historia.
Muchos problemas acumulados durante más de una década en los años ´90, debilitaron extraordinariamente las relaciones económicas de Cuba con el mundo, agravaron los problemas de suministro y obligaron a un período especial en tiempo de paz, de mucho más restricciones en todos los órdenes.
Los efectos de esas medidas, aunque fueron muy positivos dentro de una política de resistencia en el marco de una situación bastante precaria pero equitativa para una gran parte de la población, resultaron limitados para contrarrestar el impacto negativo de los cambios mundiales y algunas de ellas, como la expansión del turismo y de las áreas dólar de los servicios, han estado acompañadas de un costo social y político no despreciable, aunque conscientemente asumido.
Por otra parte, el burocratismo, la aparición de una economía subterránea, la negligencia en la gestión empresarial, entre otras prácticas negativas, ocuparon un espacio y engendraron algunas prácticas difíciles de erradicar, pero por suerte, dada la alta sensibilidad del pueblo unido al ejemplo y moral de sus dirigentes, ha tenido la virtud de superar con creces el papel distribuidor de riquezas e ingresos y permitió alcanzar conquistas sociales realmente impresionantes en el campo de la salud, la educación, la ciencia, el deporte, la alimentación y la cultura.
Si algo hay que hacer respecto a los dramáticos acontecimientos acaecidos en Europa Oriental es aprender bien la lección como lo hemos hecho y extraer las causas de ese estado de crisis, porque tan trascendental reflexión y los correctivos que de ella pueden derivarse, debemos tomar en cuenta las peculiaridades de nuestro proceso, la proximidad al vecino yanqui poderoso chantajeado por la mafia contrarrevolucionaria. De todo ello se deriva la necesidad de mantener la unidad de acción del pueblo en torno al Partido.
Tampoco se podrán despreciar en lo adelante, aunque están bien delineados con el ALBA, los cambios que se han registrado en nuestra América en el primer lustro del siglo XXI con un importante viraje a la izquierda.
El colapso del socialismo europeo puso en evidencia que los errores propios y los males acumulados por estructuras inadecuadas pueden ser mas importantes que las acciones de los enemigos del nuevo sistema. Por tal razón cada día hay que pensar y actuar con celeridad, tal y como estamos haciendo con renovados conceptos económicos y financieros, sustentados en la máxima austeridad, el ahorro y a partir de él, diseñar la estrategia de desarrollo.
En nuestro caso también cobra singular importancia sintonizarnos con el proceso transformador de América Latina y el Caribe que no debe entenderse como volver a la democracia representativa y a las estructuras sociales capitalistas dependientes que predominan en esos países, estremecidos por la peor crisis de su historia, sino recuperar toda la originalidad de la Revolución y ponerla en dirección al proceso de conformación de la Gran Patria Bolivariana dentro de una clara renovación socialista por su esencia y contenido clasista de las transformaciones que se vienen operando y el altísimo impacto social que ellas significan.
Los cambios que Cuba necesita, no tienen nada que ver con las reformas económicas capitalistas ni con una liberalización política de tipo capitalista como pretende hacer ver el gobierno de Bush con su Plan para Asistir a una Cuba Libre , que implicaría un viraje a la Cuba anterior a 1959. Por el contrario, todos tienen que ver con el socialismo a partir de las condiciones concretas del país y así tendrá que ser en cada uno y no un papel carbón que multiplique los modelos.
Es imprescindible continuar consolidando el poder moral desde las bases de la sociedad que libre la guerra contra la ilegalidad, la negligencia, el estatismo, la falta de iniciativa, la falta de combatividad revolucionaria, por lo que se impone entonces intensificar más el debate, el intercambio, la utilización de fuertes y profundos argumentos con una fuerte participación del pueblo en este combate cotidiano.
Nuestro país también seguirá fomentando en el mundo una gran solidaridad revolucionaria, antiimperialista, caribeña, latinoamericana, tercermundista y mundial que defienda nuestros logros, que contrarreste esta especie de guerra sin balas desatada por Estados Unidos, que frustre los planes de agresión armada, que derrote definitivamente el bloqueo, que contribuya a defendernos como patrimonio del proceso liberador de los pueblos oprimidos.
Los fundamentos de esa solidaridad están dados en las grandes contribuciones de los cubanos a la nueva independencia latinoamericana, caribeña y africana. En esa dirección es significativo cómo Latinoamérica y el Caribe rechazan con palabras y con hechos el bloqueo económico y el hostigamiento político, valorando a la Revolución cubana como un símbolo de la nueva independencia.
Si a nuestra heroica resistencia le adicionamos la multiplicadora capacidad de innovación, autoanálisis, reflexión y de enrumbar la nueva estrategia como lo hacemos hoy, la continuidad de la Revolución socialista en Cuba será constantemente reafirmada y renovada. Las nuevas generaciones desempeñarán de forma creciente un papel estratégico en las actuales y futuras circunstancias, como aseveró el Comandante en Jefe en su discurso el 17 de noviembre en el Aula Magna de la Universidad de la Habana.
Las características de la Revolución Bolivariana de Venezuela, las profundas relaciones desarrolladas con la República Popular China y las reflexiones, elaboraciones y debates en torno a la necesidad de emprender la construcción de un socialismo diferente al que nos deparó el siglo XX, vienen a fortalecer la decisión de construir el socialismo del siglo XXI con la fuerza de la experiencia y la nueva visión de la estretagia más acertada para alcanzar el futuro que estamos construyendo hoy.
Sergio Rivero Carrasco
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