El desarrollo sostenible, según la ley cubana sobre Medio Ambiente de 1997, es un proceso de elevación sostenida y equitativa de la calidad de vida de las personas, mediante el cual se procura el crecimiento económico y el mejoramiento social, en una combinación armónica con la protección del medio ambiente, de modo que satisfaga las necesidades de las actuales generaciones. Esta producción energética estará cada vez más dirigida a la explotación de los recursos renovables y no convencionales porque son inagotables en diametral diferencia con los recursos fósiles.
Los resultados del 2005 en el Municipio hablan de cuánto se ha hecho en pos de alcanzar ese desarrollo sostenible tanto en el orden económico, la productividad y su correspondencia con el incremento del salario medio. Todo lo anterior en un ambiente de elevación de la cultura y la salud del pueblo con la puesta en funcionamiento de numerosas obras sociales, educacionales e instalaciones para la atención preventiva por los médicos de familia y los policlínicos.
Otro importante elemento de este sistema es la producción de energía eléctrica que logró significativos avances con un ahorro de 2 979 toneladas de combustible convencional a partir de lograr un aplanamiento de la demanda, sobre todo, en el sector residencial. Todo lo anterior en una Isla con más de 86 000 habitantes, gasificada, prácticamente electrificada y prestando ese servicio las 24 horas al poblado de Cocodrilo, lo que también habla de la calidad de vida y desarrollo sostenible.
Muchas son las acciones que, en materia de ahorro y uso eficiente de la energía, se llevan a cabo como parte del Programa de Ahorro de Electricidad en Cuba (PAEC), de la labor del Ministerio del Azúcar en casi todas las provincias del país con el aprovechamiento de los residuos de la agroindustria y los empeños de CUBASOLAR orientados a lograr la utilización de la energía solar, cuya duración es tan larga que puede considerarse inagotable, aunque está algo limitada por las dificultades en la adquisición de la tecnología, tanto por sus elevados costos como por la dispersión y discontinuidad de las mismas.
Estamos seguros que su utilización y desarrollo crecerá en el futuro porque ahí está la base del desarrollo sostenible y democrático, independiente y soberano de todos los países. Según Luis Bérriz en su libro Energía y Tú, “el Sol sale para todos, no puede bloquearse, no puede dominarse, no puede destruirse. La energía solar es un arma de los pueblos, del socialismo y es la única que puede producir el desarrollo económico y social que necesita la humanidad.”
Este año, denominado estratégicamente en nuestro país como el Año de la Revolución Energética en Cuba, que ha puesto en práctica un programa integral para la eficiencia energética como vía para lograr significativos ahorros que puedan ser reencauzados para la satisfacción del desarrollo del país y el mejoramiento del nivel de vida de la población.
Por mucha electricidad que podamos producir además de otros combustibles para la cocción de los alimentos y otras necesidades de la existencia humana, nunca podrá desaparecer la cultura del ahorro, esa que nadie puede eliminar ni bloquear al igual que el Sol, la que nos equipara y ofrece la posibilidad de que, en la medida que la incrementemos y diversifiquemos, podamos tener acceso a los recursos que la naturaleza y la inteligencia del hombre han podido combinar para hacer la vida más íntegra y placentera.
Sergio Rivero Carrasco
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