Ante la estrategia yanqui se impone la unidad |
El verano pasado el mundo vio como Grecia trataba de
oponerse al dictado de las instituciones internacionales que obligaban al país
a aceptar un paquete de nuevas medidas de austeridad. El endeudado Estado
griego no pudo negarse a cumplir las órdenes de la Troika de acreedores.
Después del referéndum convocado por el Gobierno de Alexis Tsipras, el Banco Central Europeo privó a
la economía griega de liquidez, lo que intensificó la recesión y convirtió en
una farsa el resultado del voto popular, según la página oficial del centro.
Una batalla similar por la independencia
de las naciones se ha estado llevando a cabo en Sudamérica durante los últimos
15 años. A pesar de que Washington ha estado tratando de destruir la
‘disidencia estatal’ en varios países utilizando las mismas técnicas empleadas
contra Atenas, la fortaleza de Latinoamérica soportó la presión. Esta
batalla épica llevada a cabo principalmente a escondidas de los ojos de los
ciudadanos fue reconstruida a través del archivo de documentos del Departamento
de Estado de EE.UU. filtrado por WikiLeaks.
Alexander Main y Dan Beeton ofrecen una interesante reconstrucción de estos
acontecimientos en su libro: ‘WikiLeaks: el mundo según el Imperio
estadounidense’.
Los autores argumentan que el neoliberalismo se impuso
en América Latina antes de que Berlín y Bruselas humillaran a la democracia en
Grecia. A través de la coacción ejercida por los ‘Chicago Boys’ [jóvenes
economistas latinoamericanos que regresan a sus países después de estudiar en
EE.UU.], Washington logró difundir en Sudamérica la austeridad fiscal, la
desregulación, el “libre comercio”, la privatización y la destrucción del
sector público desde mediados de 1980. El resultado fue similar a lo que se vio
en Grecia: el estancamiento del crecimiento, el aumento de la pobreza, el
deterioro de las condiciones de vida de millones de personas y una serie de
nuevas oportunidades para los inversores internacionales y corporaciones
multinacionales. Pero entonces los candidatos contra el régimen neocolonial
comenzaron a ganar las elecciones y a ofrecer resistencia a la política
exterior de EE.UU., poniendo en práctica sus promesas electorales de
redistribución social y reducción de la pobreza.
De 1999 a 2008, estos candidatos ganaron las elecciones en Venezuela, Brasil, Argentina, Uruguay, Bolivia, Honduras, Ecuador, Nicaragua y Paraguay. Gran parte de los esfuerzos del Gobierno norteamericano para subvertir el orden democrático de estos países y volver a imponer el régimen neoliberal son ahora de dominio público gracias a las filtraciones de WikiLeaks que revelaron la verdad sobre la presidencia de George W. Bush y del comienzo de la presidencia de Obama. Washington prestó apoyo estratégico y material a los grupos de la oposición, algunos de los cuales eran antidemocráticos y violentos. Los cables también revelan la naturaleza de los emisarios ideológicos estadounidenses de la Guerra Fría que actualmente elaboran estrategias neocoloniales para Sudamérica. Los autores del libro afirman también que los medios de comunicación corporativos son parte de la estrategia expansionista.
El caso
emblemático de Evo Morales en Bolivia
A finales de 2005, Evo Morales ganó las elecciones presidenciales
con la promesa de reformar la Constitución, garantizar los derechos de los
indígenas y luchar contra la pobreza y el neoliberalismo. El 3 de enero de
2006, dos días después de su juramento, el nuevo presidente recibió al
embajador estadounidense, David N. Greenlee, que le explicó la visión que la
Casa Blanca tenía del futuro de Bolivia. La asistencia multilateral a Bolivia,
según el embajador, dependía del “buen comportamiento” del Gobierno de Morales.
“[El embajador] ha subrayado la importancia crucial de las contribuciones de
EE.UU. a las instituciones financieras internacional claves como el Banco de
Desarrollo Internacional (BID), el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional
(FMI)”, de los que dependía la supervivencia de Bolivia. “Cuando piense en el
BID debería pensar en EE.UU.”, dijo el embajador. “Esto no es un chantaje, es
la simple realidad”, recalcó.
Sin embargo, Morales, según los cables, mantuvo sus
promesas electorales en materia de regulación de los mercados laborales, la
nacionalización de los hidrocarburos y la cooperación con Hugo Chávez. En respuesta a estas acciones de
Morales, Greenlee sugirió un “menú de opciones” para tratar de obligar a
Bolivia a doblegarse a la voluntad del Gobierno de EE.UU. Algunas de estas
medidas eran: vetar todos los préstamos multilaterales en dólares, posponer el
plan de alivio de la deuda multilateral, desalentar la financiación de la
Corporación del Desafío del Milenio (que pretende acabar con la pobreza
extrema) y cortar el “apoyo material” a las fuerzas de seguridad bolivianas.
Pocas semanas después de asumir el cargo, Morales
anunció la revocación del contrato de préstamo con el FMI. Años más tarde,
Morales aconsejó a Grecia y otros países europeos endeudados a seguir el
ejemplo de Bolivia y “liberarse económicamente del dictado del Fondo Monetario
Internacional”. El Departamento de Estado norteamericano reaccionó financiando
a la oposición boliviana. Las fuerzas políticas opositoras de la región de la
Media Luna comenzaron a recibir más ayuda. Según un correo datado en abril de
2007, la Cancillería de EE.UU. consideraba que la Agencia de Estados Unidos para
el Desarrollo Internacional (USAID) “debe fortalecer a los Gobiernos regionales
como contrapeso al Gobierno central”.
El informe de 2007 de la USAID menciona unas 101
subvenciones por un total de 4.066.131 dólares “para ayudar a los Gobiernos
departamentales a operar más estratégicamente. El dinero de la Casa Blanca
también fue destinado a los grupos indígenas locales que estaban “en contra de
la visión de Evo Morales de las comunidades indígenas”. Un año más tarde, los
departamentos de la Media Luna estaban en abierta rebelión contra el Gobierno
de Morales y llamaban a un referéndum sobre la autonomía en el trasfondo de las
protestas violentas que acabaron con la vida de al menos veinte partidarios del
Gobierno.
Este intento de golpe de Estado fracasó bajo la
presión del conjunto de presidentes de América del Sur, que emitieron una
declaración conjunta de apoyo al Gobierno constitucional de Bolivia. Pero
EE.UU. no se dio por vencido y siguió manteniendo comunicación constante con
los líderes del movimiento separatista de la oposición. Según Alexander Main y
Dan Beeton, contrariamente a su postura oficial durante los acontecimientos de
agosto y septiembre de 2008, el Departamento de Estado de EE.UU. tomó en serio
la posibilidad de un golpe de Estado en Bolivia o del asesinato del presidente
Evo Morales. “[El Comité de Acción de Emergencia] junto [al Comando Sur de
EE.UU.] desarrolla un plan de respuesta inmediata en caso de una emergencia
repentina, como un intento de golpe de Estado o la muerte del presidente
Morales”, dice el correo de la Embajada de EE.UU. en La Paz.
‘Promoción de
la democracia’
Algunos de los métodos de injerencia implementados en
Bolivia se aplicaron también posteriormente en otros países con Gobiernos o
fuertes movimientos de izquierda. Por ejemplo, después de la vuelta al poder de
los sandinistas en Nicaragua en 2007, la Embajada de EE.UU. en Managua lanzó un
programa de apoyo intensivo al partido derechista de la oposición, Alianza
Liberal Nicaragüense (ALN).
‘Amenaza
bolivariana’
Durante la Guerra Fría, la supuesta amenaza de la
Unión Soviética y la expansión del comunismo cubano sirvieron para justificar
un sinnúmero de intervenciones políticas de EE.UU. con el objetivo de eliminar
Gobiernos de izquierda e implantar regímenes militares de derechas. Del
mismo modo, las filtraciones de WikiLeaks muestran cómo en la década de 2000 el
fantasma del “bolivarianismo” venezolano fue utilizado para justificar la injerencia
en asuntos de Gobiernos encabezados por líderes antineoliberales. De esa
manera, Washington se dedicó a librar una lucha escondida con el Gobierno
boliviano, “que había caído abiertamente en brazos de Venezuela” y el Gobierno
de Ecuador, que realizaba la función de “portavoz de Chávez”.
(Tomado de Russia Today)
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