Fascimil de la carta enviada por el Che a Fidel |
- A 50 años de su lectura durante el acto de integración del primer Comité Central del PCC, reproducimos el facsimilar de la carta de despedida de Ernesto Che Guevara. Su incorporación a las luchas por la soberanía del Congo y posteriormente de Bolivia, donde diera la vida, confirmó con hechos la profunda dimensión de sus palabras:
“Año de
la Agricultura”
Habana
Habana
Fidel:
Me recuerdo en esta hora de muchas cosas, de cuando te conocí en
casa de María Antonia, de cuando me propusiste venir, de toda la tensión de los
preparativos. Un día pasaron preguntando a quién se debía avisar en caso de
muerte y la posibilidad real del hecho nos golpeó a todos. Después supimos que
era cierto, que en una revolución se triunfa o se muere (si es verdadera).
Muchos compañeros quedaron a lo largo del camino hacia la victoria.
Hoy todo tiene un tono menos dramático porque somos más maduros,
pero el hecho se repite. Siento que he cumplido la parte de mi deber que me
ataba a la Revolución Cubana en su territorio y me despido de ti, de los
compañeros, de tu pueblo que ya es mío.
Hago formal renuncia de mis cargos en la dirección del Partido,
de mi puesto de Ministro, de mi grado de Comandante, de mi condición de Cubano.
Nada legal me ata a Cuba, sólo lazos de otra clase que no se pueden romper como
los nombramientos.
Haciendo un recuento de mi vida pasada creo haber trabajado con
suficiente honradez y dedicación para consolidar el triunfo revolucionario. Mi
única falta de alguna gravedad es no haber confiado más en tí desde los
primeros momentos de la Sierra Maestra y no haber comprendido con suficiente
claridad tus cualidades de conductor y de revolucionario. He vivido días
magníficos y sentí a tu lado el orgullo de pertenecer a nuestro pueblo en los
días luminosos y tristes de la crisis del Caribe. Pocas veces brilló más alto
un estadista que en esos días, me enorgullezco también de haberte seguido sin
vacilaciones, identificado con tu manera de pensar y de ver y apreciar los
peligros y los principios.
Otras tierras del mundo reclaman el concurso de mis modestos
esfuerzos. Yo puedo hacer lo que te está negado por tu responsabilidad al
frente de Cuba y llegó la hora de separarnos.
Sépase que lo hago con una mezcla de alegría y de dolor, aquí
dejo lo más puro de mis esperanzas de constructor y lo más querido entre mis
seres queridos… y dejo un pueblo que me admitió como un hijo; eso lacera una
parte de mi espíritu. En los nuevos campos de batalla llevaré la fe que me
inculcaste, el espíritu revolucionario de mi pueblo, la sensación de cumplir
con el más sagrado de los deberes: luchar contra el imperialismo donde quiera
que esté, esto reconforta y cura con creces cualquier desgarradura.
Digo una vez más que libero a Cuba de cualquier responsabilidad,
salvo la que emane de su ejemplo. Que si me llega la hora definitiva bajo otros
cielos, mi último pensamiento será para este pueblo y especialmente para tí. Que
te doy las gracias por tus enseñanzas y tu ejemplo al que trataré de ser fiel
hasta las últimas consecuencias de mis actos. Que he estado identificado
siempre con la política exterior de nuestra Revolución y lo sigo estando. Que
en dondequiera que me pare sentiré la responsabilidad de ser revolucionario
Cubano, y como tal actuaré. Que no dejo a mis hijos y mi mujer nada material y
no me apena: me alegra que así sea. Que no pido nada para ellos pues el Estado
les dará lo suficiente para vivir y educarse.
Tendría muchas cosas que decirte a ti y a nuestro pueblo, pero
siento que son innecesarias, las palabras no pueden expresar lo que yo
quisiera, y no vale la pena emborronar cuartillas.
Hasta la victoria siempre. ¡Patria o Muerte!
Te abraza con todo fervor revolucionario
Che
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