Antonio
Moltó Martorell, presidente de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC), presentó
la Proclama de los periodistas cubanos camino a su X Congreso.
En el Salón de los Vitrales en la Plaza Antonio Maceo, en Santiago de Cuba, tuvo lugar el acto central por el 14 de Marzo, Día de la Prensa Cubana.
En el Salón de los Vitrales en la Plaza Antonio Maceo, en Santiago de Cuba, tuvo lugar el acto central por el 14 de Marzo, Día de la Prensa Cubana.
A
continuación el texto íntegro:
Colegas
de toda Cuba:
1.
Desde Santiago de Cuba, ciudad nacida con vocación de heroísmo, hoy, día de la
prensa cubana, proclamamos nuestra fidelidad a un periodismo limpio, claro,
veraz, creador, consagrado a servir a nuestros compatriotas. Somos, nadie lo
ignora, quienes registramos y evaluamos el acontecer buscando cuanto hay de
nube en la flor y cuanto de flor en la nube, según el imperativo de José Martí.
2.
Por mandato profesional, los periodistas vivimos con los ojos y los oídos
arrimados a la actualidad. Nada repugna tanto a nuestra oficio como las
llamadas “historias viejas”, noticias ya superadas, porque lo viejo, lo quedado
atrás, nunca será el contenido esencial de los medios de información. Pero
también sabemos distinguir la historia cotidiana, que pasa, y la Historia que
con caracteres mayúsculos se ha fijado en el pretérito con inclaudicable
proyección de futuro, para orientar y nutrir el decursar de la nación.
3.
Por tanto, no podemos olvidar jamás que nuestra prensa, el periodismo
revolucionario, es decir, el periodismo que coadyuvó a que Cuba transitara de
la dependencia a independencia, de la esclavitud a la libertad, nació en estas
tierras orientales, en esas montañas que parecen custodiar, entre la neblina
que las envuelve, nuestra esencia de cubanos. Sí, en esas cordilleras, como en
las cordilleras del alma cubana, posee la nación su mayor reserva de valores
naturales, históricos y políticos.
Colegas:
Un
día como hoy, 14 de marzo, el Apóstol, siguiendo con modesta fidelidad a sus
antecesores, fundó hace 125 años el periódico Patria para unir y preparar la
guerra necesaria de 1895. Y entre los estampidos y el golpe metálico del
machete resurgió el Cubano libre de la manigua en la campaña de los Diez Años,
para acompañar el nuevo y viejo grito de Libertad o Muerte.
Convengamos,
pues, que presentes han de estar El Cubano Libre, en sus dos épocas, y Patria.
Y también El Habanero del padre Félix Varela, y La Fraternidad, de Juan
Gualberto Gómez, y El Acusador, de Fidel pugnaz y joven líder, y el Revolución
de la definitiva campaña por demoler cuarteles y romper cadenas, nuevamente
dirigidas desde las montañas.
Nunca,
colegas, será acto inútil volver nuestro rostro hacia esa Historia, y
acercarnos a sus hechos, y a sus hombres y mujeres, para que cada uno de
nuestros actos sean la garantía de que nuestra identidad como pueblo, y como
ciudadanos y profesionales cubanos, se mantenga íntegra, inmune a la
fragmentación. De esos hombres, y de sus luchas con armas, pensamiento, letras
y periódicos nacimos como nación.
Son
muchas y diversas las tareas que nos exige la Historia y el presente. Tenemos
por delante la urgente tarea de cambiar el modelo de prensa para responder a
reclamos históricos de los profesionales y de la sociedad y, a la vez, dar
respuesta a los profundos cambios culturales y tecnológicos que vive hoy la
comunicación en la era de la Internet y las plataformas sociales.
El
estilo de periodismo más profundo, más crítico, más analítico que reclama
nuestro pueblo, se evidencia ya en muchas de nuestras publicaciones,
fundamentalmente en los medios provinciales, que han ido dejando a un lado el
lenguaje apologético, el triunfalismo, la retórica compulsiva, para dar paso a
una expresión más realista, más razonada y más equilibrada de las realidades
que vive el país. Este es un logro indiscutible, que avalan premios y
reconocimientos que se han dignificado con la presencia de reporteros, muchos
de ellos muy jóvenes, que palpan cotidianamente la vida de los cubanos.
No
cerramos los ojos, desde luego, a la cantidad de problemas, de deficiencias e
insuficiencias que todavía tenemos. Hay zonas de nuestra prensa con un lenguaje
demasiado burocrático, conmemorativo, dominado por los actos, por las
actividades, por las efemérides y no por el valor intrínseco de las noticias y
los temas. En algunos momentos, las redes sociales han sido pasto de la bronca
solariega, la vulgarización o festinación de la crítica, el ataque personal, la
amenaza, las posiciones nihilistas o pseudorradicales, que crean confusión y
desorientación, cuando no faltan a la ética y a los principios más elementales
que constituyen la raíz de la tradición revolucionaria del periodismo cubano.
Colegas,
El
momento actual es crucial. Nuestros sueños de un periodismo que se acerque más
a los problemas y necesidades de los cubanos, deben reivindicarse en hechos.
Tenemos que concretarlos en la realidad y precisar con mayor profundidad cómo
lo vamos a hacer en cada redacción, frente a nuestras audiencias que, como
sabemos no son pasivas y están más segmentadas que nunca debido a la
multiplicidad de opciones informativas y de pantallas, y tenemos que hacerlo de
la manera más eficaz posible y esa eficacia es imposible en los tiempos que
corren sin la ética y sin la ciencia.
Como
sugería Julio García Luis, paradigma de periodista, debemos seguir haciéndonos
una pregunta esencial: ¿puede haber periodismo en el socialismo? Para nosotros
la respuesta es: sí, puede y debe haber un periodismo de calidad.
¿Es
fácil? No. ¿Es un problema resuelto? No. ¿Hay que buscar una respuesta cubana a
este problema? Sí. Comenta Julito en un texto memorable: “El capitalismo,
obviamente, no sólo ha desarrollado una experiencia en este terreno, sino que
posee determinadas ventajas. La irresponsabilidad que supone la propiedad
privada de los medios es una de ellas. Lograr que la prensa nuestra, como parte
del poder, sea capaz de aplicar de modo coherente el método de la crítica y la
autocrítica, y autocuestionarse constantemente, como parte de la defensa y el
perfeccionamiento de la obra de la Revolución, significa un salto ético sin
precedentes.”
Ese
es nuestro horizonte, queridos colegas. Tenemos un cuerpo de conceptos y
herramientas teóricas, históricas y profesionales con las que trabajar y no hay
retroceso posible. Nuestra perspectiva es cada vez más libertad, más amplitud, más
responsabilidad y más profesionalidad.
Convocamos
a cada redacción a pensar cómo transformar el medio, qué servicios podemos
proveer a nuestro pueblo, cómo podemos ayudar al auto sostenimiento de nuestra
prensa sin convertirla en un negocio, de qué forma podemos mejorar los procesos
de comunicación y la retribución y las condiciones de trabajo de nuestros
profesionales. No nos desesperemos. El pueblo quiere mejorar el socialismo y
quiere una prensa mejor, como todos nosotros que somos parte comprometida de
esta sociedad esencialmente revolucionaria. Nuestras ideas son justas y están
en línea con la voluntad de más participación, más democracia y más
información.
Cuidemos
celosamente la autoridad moral y la credibilidad de los medios y del Partido.
Defendamos con intransigencia nuestros derechos y prerrogativas, pero
hagámoslo, ahora más que nunca, sin prepotencia, sin arrogancia, con modestia,
con sentido unitario y constructivo. No nos dejemos arrebatar el discurso del
cambio. Somos nosotros los protagonistas principales de la transformación de la
prensa y estamos en un punto donde, además, la revolución tecnológica es
ineludible y se está produciendo justo en el campo de la comunicación y la
información. Si no somos nosotros sus abanderados, otros lo enarbolarán. Si no
los efectuamos dentro de la Revolución, el Partido y el socialismo, corremos el
riesgo de que tomen caminos torcidos más tarde o más temprano fuera de la
Revolución, del Partido y del socialismo. No vamos a permitir que tal cosa
ocurra.
Desde
Santiago de Cuba, a donde hemos venido a honrar a al Apóstol José Martí, y
nuestro querido Comandante en Jefe, al pie del memorial y una piedra símbolo
donde reposan sus cenizas, proclamamos los principios fundacionales de unidad y
de compromiso con la verdad, la historia y la sociedad socialista a la que
consagramos nuestra pasión por Cuba, con la misma devoción con que el hombre
que descansa en esta tierra heroica dijo: “Traigo en el corazón las doctrinas
del Maestro”.
Unión
de Periodistas de Cuba
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