domingo, diciembre 08, 2019

Democracia con experiencia propia


Por  Sergio Rivero y Abel Pérez
“Cada día el sol ilumina un mundo nuevo”.
Pablo Coelho

El mundo se debate hoy entre si son muchos los que llevan sobre sus hombros el gran peso de pocos, o son pocos los que incrementan con su poder los pesares de muchos. No quiere decir eso que los muchos tengan voz, aunque los obligan y compran en muchos casos para el sufragios sin tener conciencia de que con él, ponderan un poder que nada tiene que ver con intereses y necesidades de clase.

Así, el complejo entramado semántico del vocablo democracia, que su verdadero uso y pretexto hoy nada tiene que ver con el concepto raigal, sobre todo en el mundo Capitalista demoledor que se afianza en él, sesgando derechos,  imponiendo  paradigmas banales y ajenos a los pueblos. En el actual entorno neoliberal gobiernos y pueblos andan por senderos diametralmente opuestos, motivo mayor de los grandes estallidos sociales producidos en Latinoamérica y otros puntos del Orbe.

Y es que la existencia en ellos del pluripartidismo como símbolo de democracia es un verdadero Fax New, la gran mentira o la mentira maldita, convertida en pretexto para combatir los procesos progresistas. En la práctica lo que en realidad provoca es el fraccionamiento, la división en pedazos de la sociedad en correspondencia con sus disímiles ideologías o maneras de pensar. Sus líderes llegan al extremo de enfrentar a las masas violentamente, ocasionando heridos, muertes y cuantiosos daños a las economías. Las victimas son las familias, los niños, mujeres, ancianos, enfermos, en fin, la parte más noble de la sociedad. 

Es éste el cultivo más productivo para el imperio, el medio ideal donde nace, crece y se desarrollan los conflictos, la enemistad  entre los hombres hasta llegar a convertirse en odio solo por la manera de pensar, ahora con ingredientes que pensábamos ya habían desaparecido como el racismo y el supremacismo. Se hace fuerte el viejo proverbio de “divide y vencerás”, lo cual lanza un llamado sin precedentes a la unidad.

Los procesos electorales hoy se convierten en verdaderos campos de batalla, incluso, entre candidatos y seguidores de un mismo Partido. Las campañas asociadas cuestan una fortuna, devenidas manantiales inagotables de dinero fácil y fuentes de corrupción, incluyendo la compra de votos, de medios de propaganda y comunicación donde despliegan su The Best Marketing, el recibo de aportes financieros de grandes empresas y empresarios que después tienen que ser devueltos con favores políticos corrompiendo a  congresistas, senadores, diputados, entre otras figuras, sin excluir a Presidentes una vez que se afianzan en el poder.

Las promesas de campaña hechas por los candidatos generalmente se incumplen, dando espaldarazos a sus propios electores que los llevan al poder con sus votos. Lo cásico es que algunos mandatarios después de electos, ignoran que algunas decisiones cruciales con impacto de país, debían ser consultadas al menos con quienes lo eligieron y no lo hacen, medidas tan graves como abandonar tratados y convenios internacionales que se revierten en garantía de la tranquilad ciudadana, la protección del Medio Ambiente o la paz mundial.

Otras son las referidas a firma de alianzas mortíferas con Organizaciones Internacionales como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial entre otras, que convertidas en verdaderos toreros, punzan a los pueblos con banderillas de todos los colores, hasta que terminan recibiendo una estocada final cayendo en la arena totalmente desvanecidos y ensangrentados en su propia plaza.

Entonces, ¿quiénes reciben los impactos más negativos de este proceder? La mayoría de la población del planeta, y a eso le llaman falsamente democracia, ratificando la práctica actual de que el destino de nuestra especie está en manos de unos pocos y no de muchos como debiera ser.

La historia de la humanidad es testigo que las “democracias” siempre fueron impuestas por los conquistadores en los países conquistados, algunos  convertidos después en Imperios. Hasta los propios EEUU hicieron una  revolución y se enfrentaron a Inglaterra en la llamada Guerra de las Trece Colonias, con la diferencia de que no fue por los humildes, para los humildes y con los humildes, porque con los humildes contaron para hacerla y ponerlos como carne de cañón.

No se conoce a ningún Estado que haya abrazado la noble causa de los humildes y se haya convertido en gendarme para invadir a otros, a no ser para ayudarlo a quitarse el grillete de la conquista como lo fue el proceso de descolonización e independencia o brindar ayuda solidaria ante desastres naturales o sanitarios, necesidades educacionales o de asesoramiento científico o productivo, siempre para beneficio de su gran población.


En estos tiempos los verdaderos líderes políticos en muchos países han desaparecido, esos que emanan de los pueblos y éstos los siguen ante su convocatoria en cualquier circunstancia con puro fervor patriótico y sentimiento nacional. Ahora son Empresarios y Oligarcas devenidos Presidentes con bolsillos y cuentas abultadas que venden sus principios como si fuera una mercancía, silencian los medios de comunicación y les diseñan una rígida política editorial alejada de las realidades. De lo contrario los desaparecen.

En fin, democracia no es solo elegir un Presidente en las urnas, es someterse a las aspiraciones e intereses de las mayorías con independencia de la existencia de uno o varios partidos, o el sistema político que se instaure en el país. 
Hay sobradas experiencias en nuestra Cuba que ya son históricas en su práctica social que la ha enrumbado con luz propia en mares tempestuosos,  logrando la redistribución de las riquezas a todos por igual, la retribución de los derechos cardinales, la participación activa y consciente, su empuje y valía en torno a un ideal, bien unidos Partido, Gobierno y pueblo pensando como país, lo cual ha demostrado que se pueden vencer los más altos obstáculos y mantenerse con la mirada puesta hacia el futuro satisfechos de que el sol alumbre para todos cada día.

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