Por Sergio Rivero y Abel Pérez
“Cada día el sol ilumina un mundo
nuevo”.
Pablo Coelho
Pablo Coelho
El mundo se debate hoy entre si son muchos los que llevan
sobre sus hombros el gran peso de pocos, o son pocos los que incrementan con su
poder los pesares de muchos. No quiere decir eso que los muchos tengan voz,
aunque los obligan y compran en muchos casos para el sufragios sin tener
conciencia de que con él, ponderan un poder que nada tiene que ver con intereses
y necesidades de clase.
Así, el complejo entramado semántico del vocablo
democracia, que su verdadero uso y pretexto hoy nada tiene que ver con el
concepto raigal, sobre todo en el mundo Capitalista demoledor que se afianza en
él, sesgando derechos, imponiendo paradigmas banales y ajenos a los pueblos. En
el actual entorno neoliberal gobiernos y pueblos andan por senderos
diametralmente opuestos, motivo mayor de los grandes estallidos sociales producidos
en Latinoamérica y otros puntos del Orbe.
Y es que la existencia en ellos del pluripartidismo como
símbolo de democracia es un verdadero Fax New, la gran mentira o la mentira
maldita, convertida en pretexto para combatir los procesos progresistas. En la práctica
lo que en realidad provoca es el fraccionamiento, la división en pedazos de la
sociedad en correspondencia con sus disímiles ideologías o maneras de pensar. Sus
líderes llegan al extremo de enfrentar a las masas violentamente, ocasionando
heridos, muertes y cuantiosos daños a las economías. Las victimas son las
familias, los niños, mujeres, ancianos, enfermos, en fin, la parte más noble de
la sociedad.
Es éste el cultivo más productivo para el imperio, el
medio ideal donde nace, crece y se desarrollan los conflictos, la
enemistad entre los hombres hasta llegar
a convertirse en odio solo por la manera de pensar, ahora con ingredientes que
pensábamos ya habían desaparecido como el racismo y el supremacismo. Se hace
fuerte el viejo proverbio de “divide y vencerás”, lo cual lanza un llamado sin
precedentes a la unidad.
Los procesos electorales hoy se convierten en verdaderos
campos de batalla, incluso, entre candidatos y seguidores de un mismo Partido. Las
campañas asociadas cuestan una fortuna, devenidas manantiales inagotables de
dinero fácil y fuentes de corrupción, incluyendo la compra de votos, de medios
de propaganda y comunicación donde despliegan su The Best Marketing, el recibo de
aportes financieros de grandes empresas y empresarios que después tienen que
ser devueltos con favores políticos corrompiendo a congresistas, senadores, diputados, entre
otras figuras, sin excluir a Presidentes una vez que se afianzan en el poder.
Las promesas de campaña hechas por los candidatos generalmente
se incumplen, dando espaldarazos a sus propios electores que los llevan al
poder con sus votos. Lo cásico es que algunos mandatarios después de electos, ignoran
que algunas decisiones cruciales con impacto de país, debían ser consultadas al
menos con quienes lo eligieron y no lo hacen, medidas tan graves como abandonar
tratados y convenios internacionales que se revierten en garantía de la
tranquilad ciudadana, la protección del Medio Ambiente o la paz mundial.
Otras son las referidas a firma de alianzas mortíferas
con Organizaciones Internacionales como el Fondo Monetario Internacional y el
Banco Mundial entre otras, que convertidas en verdaderos toreros, punzan a los
pueblos con banderillas de todos los colores, hasta que terminan recibiendo una
estocada final cayendo en la arena totalmente desvanecidos y ensangrentados en
su propia plaza.
Entonces, ¿quiénes reciben los impactos más negativos de
este proceder? La mayoría de la población del planeta, y a eso le llaman falsamente
democracia, ratificando la práctica actual de que el destino de nuestra especie
está en manos de unos pocos y no de muchos como debiera ser.
La historia de la humanidad es testigo que las “democracias”
siempre fueron impuestas por los conquistadores en los países conquistados,
algunos convertidos después en Imperios.
Hasta los propios EEUU hicieron una
revolución y se enfrentaron a Inglaterra en la llamada Guerra de las
Trece Colonias, con la diferencia de que no fue por los humildes, para los
humildes y con los humildes, porque con los humildes contaron para hacerla y
ponerlos como carne de cañón.
No se conoce a ningún Estado que haya abrazado la noble
causa de los humildes y se haya convertido en gendarme para invadir a otros, a
no ser para ayudarlo a quitarse el grillete de la conquista como lo fue el
proceso de descolonización e independencia o brindar ayuda solidaria ante
desastres naturales o sanitarios, necesidades educacionales o de asesoramiento
científico o productivo, siempre para beneficio de su gran población.
En estos tiempos los verdaderos líderes políticos en
muchos países han desaparecido, esos que emanan de los pueblos y éstos los
siguen ante su convocatoria en cualquier circunstancia con puro fervor
patriótico y sentimiento nacional. Ahora son Empresarios y Oligarcas devenidos
Presidentes con bolsillos y cuentas abultadas que venden sus principios como si
fuera una mercancía, silencian los medios de comunicación y les diseñan una
rígida política editorial alejada de las realidades. De lo contrario los
desaparecen.
En fin, democracia no es solo elegir un Presidente en las
urnas, es someterse a las aspiraciones e intereses de las mayorías con
independencia de la existencia de uno o varios partidos, o el sistema político
que se instaure en el país.
Hay sobradas experiencias en nuestra Cuba que ya
son históricas en su práctica social que la ha enrumbado con luz propia en
mares tempestuosos, logrando la redistribución
de las riquezas a todos por igual, la retribución de los derechos cardinales,
la participación activa y consciente, su empuje y valía en torno a un ideal, bien
unidos Partido, Gobierno y pueblo pensando como país, lo cual ha demostrado que
se pueden vencer los más altos obstáculos y mantenerse con la mirada puesta
hacia el futuro satisfechos de que el sol alumbre para todos cada día.
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