El 22 de abril de 1961 el presidente de Estados Unidos, John Fitzgerald Kennedy, convocó al Consejo de Seguridad Nacional y le ordenó al asesor militar de la Casa Blanca, Maxwell Taylor, que realizara una autopsia del desastre que la CIA acaba de protagonizar en Cuba al fracasar en la invasión mercenaria intentada por Bahía de Cochinos que terminó convertida en la primera derrota del imperialismo en América.
Llamado a declarar ante la junta de investigación presidida por Taylor, el general Walter Bedell Smith, quien fuera director de la CIA entre 1950 y 1953, dijo: “Cuando se está en guerra, una guerra fría si se quiere, hay que disponer de una agencia amoral que pueda operar en secreto…”, aunque opinó que había llegado el momento de “coger el cubo de agua sucia y ponerle otra tapa encima” porque se había dado “mucha publicidad a la CIA”.