El 22 de abril de 1961 el presidente de Estados Unidos, John Fitzgerald Kennedy, convocó al Consejo de Seguridad Nacional y le ordenó al asesor militar de la Casa Blanca, Maxwell Taylor, que realizara una autopsia del desastre que la CIA acaba de protagonizar en Cuba al fracasar en la invasión mercenaria intentada por Bahía de Cochinos que terminó convertida en la primera derrota del imperialismo en América.
Llamado a declarar ante la junta de investigación presidida por Taylor, el general Walter Bedell Smith, quien fuera director de la CIA entre 1950 y 1953, dijo: “Cuando se está en guerra, una guerra fría si se quiere, hay que disponer de una agencia amoral que pueda operar en secreto…”, aunque opinó que había llegado el momento de “coger el cubo de agua sucia y ponerle otra tapa encima” porque se había dado “mucha publicidad a la CIA”.
Cuenta el periodista Tim Weiner en su libro Legado de cenizas sobre la historia de la CIA que Lyman Kirpatrick, inspector general de la CIA, hizo su propia investigación sobre el fracaso de abril de 1961 y concluyó que los jefes de la Agencia no habían sido capaces de mantener informados a los dirigentes norteamericanos “de manera fiel y realista” sobre la operación.
Cincuenta y un años después de los informes de Taylor y Kirpatrick la Agencia considera que no debe divulgarse la verdad sobre todo lo ocurrido alrededor de Playa Girón. Ante el requerimiento presentado por el Proyecto de Documentación sobre Cuba de la organización National Security Archive (NSA) de que se desclasifique la información sobre la investigación interna que realizó la CIA luego de su fracaso en Playa Girón y que incluye una crítica a lo que escribió Lyman Kirpatrick, una jueza federal ha dado la razón a la Agencia Central de Inteligencia para no entregar la información con el argumento de que tal acto “conllevaría el riesgo de la divulgación pública de información histórica imprecisa”.
El volumen que se mantiene clasificado recoge la investigación escrita en 1981 -veinte años después de los sucesos- por uno de los historiadores de la CIA sobre el tema, ante lo cual lo de la imprecisión resulta poco creíble. Sin embargo, la decisión de la jueza sí ofrece una confirmación histórica al demostrar que Estados Unidos, y en particular la CIA, siguen asumiendo la doctrina de la guerra fría contra Cuba.
Tapas para el “cubo de agua sucia” se han creado varias de 1961 a estas fechas. Desde organizaciones como la United States Agency for International Development (USAID) -surgida en noviembre de 1961- o la National Endownment for Democracy (NED) -creada por la Administración Reagan en la primera mitad de los años 80 del siglo pasado- pero la CIA no ha dejado de ocupar un papel central en las acciones encubiertas organizadas por el gobierno de Estados Unidos en todo el mundo, así lo prueban las cárceles secretas e ilegales que ha operado en varios países como parte de la llamada “guerra contra el terrorismo”.
En el caso de Cuba, aunque la USAID, la NED y otras entidades, juegan un papel muy importante en las operaciones que forman parte de la estrategia norteamericana de “cambio de régimen” en la Isla, la “agencia amoral” continúa una guerra que, como acaba de demostrar con el empeño en guardar sus secretos, aún no ha cesado.
(Tomado de La Pupila Insomne)
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