Tomado de Cubadebate
Temporizar con los intolerantes, los violentos y los terroristas de
origen cubano ha sido una práctica recurrente en las administraciones
norteamericanas, en particular en los años electorales. Tras el apoyo
económico de los norteamericanos de origen cubano en la Florida, y sus
votos en las urnas, los candidatos de los partidos tradicionales en
Estados Unidos han prometido siempre endurecer la política hacia Cuba.
Este año 2012, electoral en Estados Unidos, ha reiterado esta
tendencia cómplice y los hechos más recientes lo confirman. El 27 de
abril un acto terrorista se produjo contra la agencia Airline Brokers, promotora de viajes a Cuba en la ciudad de Coral Gables, que administra James “Cabo” Cason.
Este hecho, sospechosamente, no ha sido esclarecido, aunque hasta los
perros entrenados, lo han descubierto en la escena del crimen.
Pocos días después, el 8 de mayo, se firmó una alianza de violentos
representativos de sectores extremistas de emigrados sirios y cubanos.
¿Pero, dónde se firmó el “pacto”? En la ciudad de Coral Gables, en el
Hotel Biltmore, que es propiedad de su Alcaldía.
Llama la atención que las autoridades de la ciudad no “puedan” dar
una respuesta convincente ante el acto de terror evidente, mientras
propician que se hagan alianzas entre fanáticos orientados a fomentar el
terrorismo como sucede en Siria y como por más de cincuenta años lo han
sufrido varias generaciones de cubanos, precisamente procedente de
ciudades de Estados Unidos donde los criminales disfrutan de abrigo y
respaldo seguro.
En la cruzada de los violentos recién empalmados, están redomados
activistas de la intolerancia como Silvia Iriondo, de la titulada
formación Madres y Mujeres AntiRepresión por Cuba, (M.A.R. por Cuba),
cuyos miembros preferían que el menor Elián González Brotons secuestrado
en Miami muriese antes de regresar a Cuba, quemaron banderas
norteamericanas cuando se decidió que el niño se reintegrara a su
familia legítima en Cuba, realizaron, en protesta, disturbios en las
calles de Miami y amenazaron de muerte a la funcionaria de migración
norteamericana Betty Mills participante en el rescate del menor de la
casa donde se le mantenía cautivo.
Los familiares secuestradores en Miami sacan tajadas y lucran
exhibiendo hoy los recuerdos de la infamia, que se conservan en la casa
convertida en museo de la violencia.
Otro de los firmantes del pacto terrorista fue el omnipresente, si de
dinero se trata, Orlando Gutiérrez Boronat, de largo historial de
violencia y que ahora acompaña el show mediático “Siria-Cuba”.
Gutiérrez, autoproclamado secretario nacional del Directorio
Democrático Cubano (DDC), es famoso por gastarse la mayor parte de los
fondos de los contribuyentes norteamericanos que recibe en viajes a
través del mundo.
Otro de los conjurados es Horacio S. García, ex Directivo de la
batistiana Fundación Nacional Cubano Americana, FNCA y escindido de la
misma para integrar el más virulento Consejo por la Libertad de Cuba
(CLC). García cuenta con el aval de Luis Posada Carriles, quien lo
reconoció públicamente como uno de los principales “financieros” de sus
actividades criminales.
El Cabo Cason, regenta su ciudad con el apoyo de
intolerantes históricos de origen cubano como Roberto Rodríguez de
Aragón quien durante la campaña electoral del Cabo expresó: “Es
un honor para nosotros, tenerlo como amigo en Facebook. Como cubano
agradecido, esperamos que nuestra patria vuelva a ser libre, democrática
y soberana, para proclamarlo como hijo adoptivo de ella y brindarle el
homenaje que se merece por su actitud firme frente a Castro. Mientras
tanto, rogamos a Dios por su elección para Alcalde de Coral Gables.
¡Éxitos! Roberto Rodríguez de Aragón. 11 de marzo de 2011.”
Rodríguez de Aragón, es un activo contrarrevolucionario, quien
participó en conjuras desde la década de los años sesenta para realizar
actos de terror en Cuba. Después estuvo al frente de varias
organizaciones de corte violento en el medio emigrado, como la Junta
Patriótica Cubana. Este sujeto publicó en 1995 un artículo apologético
sobre el terrorista Orlando Bosch, titulado Los Pensamientos de Orlando Bosch, publicado en Diario las Américas, del 17 de julio de ese año.
Es frecuente que entre estados, condados y ciudades en Estados
Unidos, se establezca una porfía para conocer cuál de ellos es el más
corrupto. A los campeones se les da gran espacio en los medios y hasta
tienen patrocinadores que se anuncian aprovechando esos quince minutos
de fama.
Uno de los raseros que se miden es el índice general, sin especificar
los tipos de fraude, de los sancionados por esos ilícitos. Una muestra
representativa de 34 años desde 1976 hasta el 2010, colocó sin discusión
al Distrito Norte de Illinois el primer lugar en corrupción pública. La
plata se la llevó el Distrito Central de California, Los Ángeles y el
bronce fue para el Distrito Sur de Nueva York, que incluye a Manhattan.
Ante estos resultados el condado Miami-Dade, comenzó a hacer cuentas y
preparar su informe para ser nominado en próximos torneos de este tipo.
No quiere quedar excluido del certamen y méritos tiene.
Los servicios de Medicare y Medicaid son los más atacados en
Miami-Dade por los defraudadores, también las Compañías de Seguros de
Autos, de Viviendas y de los trámites Hipotecarios. Así sigue una
extensa lista de delitos de fraudes.
Decenas de noticias inundan los medios, que reclaman adecentar la
administración pública en las ciudades de Miami-Dade y hacen llamados a
combatir este flagelo.
Entre las más recientes están: “Íntimos amigos del alcalde de
Coral Gables, Jim Cason, ex jefe de la Sección de Intereses de Estados
Unidos en Cuba, actúan bajo la impresión de que el ayuntamiento es
propiedad de ellos. “Hay que acabar con esto”, expresó un Concejal de
ese Municipio.”
Otra, revela: “Coral Gables, la Ciudad Bella, no está libre de
controversias ni de negocios conflictivos en su gobierno… se ha podido
conocer que el administrador de la ciudad, Patrick Salermo, le ha
otorgado un contrato a un buen amigo sin éste tener que ir a
licitación…”
La falta de transparencia pública pulula en los predios del Cabo Cason,
dedicado más a pensar y actuar como lo hacía en los tiempos en que
administraba su Sección de Intereses en La Habana, apoyaba y financiaba
a los contrarrevolucionarios internos.
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