Tomado de Cubadebate
Recientemente,
el canal gubernamental de EE.UU. José Martí, que emite para Cuba,
generó una gran polémica entre los especialistas. Mientras que los
ejecutivos de la emisora afirman que su objetivo es ofrecer a los
cubanos una información alternativa, algunos especialistas en
comunicaciones consideran que la meta es derrocar al Gobierno de la isla
caribeña.
La cadena José Martí, que emite en español 24 horas al día, tiene su
sede en Miami, a pesar de que su auditorio está en Cuba. Pese a las
numerosas protestas del Gobierno de la isla, este canal en ningún
momento ha interrumpido sus transmisiones. Las autoridades del Estado
caribeño consideran estas acciones como una verdadera ofensiva
informativa contra su nación. A principios de 2012 las autoridades
cubanas denunciaron ante la comunidad internacional el incremento de la
agresión radioelectrónica por parte de Estados Unidos.
“Nosotros vemos esta acción como agresión contra la soberanía del
país. Porque cada Estado tiene su soberanía. Nadie, que se respete,
acepta que un país vecino le meta una radiodifusión que quiera”, afirma
Carlos Matínez Albuerne, director general de la Agencia de Control del
Ministerio de la Informática y las Comunicaciones.
La televisión Martí pertenece al Gobierno estadounidense y su señal
se difunde vía satélite. Además, durante dos horas al día se emite desde
una aeronave en pleno vuelo con el fin de ampliar su alcance. Aparte
del canal de televisión, este servicio estatal dispone de una emisora de
radio, al igual que de una página web en la que se publica lo más
destacado de la programación. Mientras que los ejecutivos de la empresa
afirman que su objetivo es ofrecer a los isleños una información
alternativa, algunos especialistas en comunicaciones consideran que la
meta es otra: derrocar al Gobierno del país antillano.
El presupuesto anual del consorcio norteamericano que dirige el canal es de unos 30 millones de dólares.
Pero a pesar de estos cuantiosos gastos, según unas estimaciones hechas
desde EE. UU., las emisiones llegan tan sólo hasta el 2% de la
población cubana. Para algunos, se trata de un caso claro en el que un
país no escatima en gastos para alcanzar sus objetivos ideológicos.
Toda una tradición de “lucha” en las ondas
Aunque la emisora de radio Martí se lanzó en 1985, la irrupción
norteamericana en el espacio informativo de la nación vecina empezó
mucho antes: la guerra mediática entre Washington y La Habana cuenta
con más de cincuenta años de historia. Según Carlos Matínez Albuerne, la
propaganda de este tipo comenzó al triunfar la revolución en Cuba:
“Había una estación de la CIA que se llamaba Radio Swan. Decían ‘Bueno,
están atacando por tal lado, se están rindiendo los cubanos, se están
pasando a las filas de brigadas mercenarias”. Todo mentira. Eso se sabe y
la vida lo demostró.”
Mientras en el ámbito económico la isla se enfrenta a un gran déficit a causa del bloqueo,
el flujo de producción mediática es incluso excesivo. Hoy en día el
país norteamericano emite más de 2.000 horas semanales a este territorio
caribeño, algo que para el Gobierno cubano es una clara muestra de que
no hay lugar para treguas en esta larga batalla en las ondas.
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