Por Sergio I. Rivero Carrasco
Desde
que abrí los ojos al mundo esperaba cada cinco de enero en la noche la visita
de los “Reyes Magos”, los que supuestamente
“se convertían en hormiguitas”, entraban en a la casa por debajo de la
puerta”, y depositaban en la sala los juguetes que durante el último tiempo
había preferido, motivando que el amanecer del día seis de enero se tornara
festivo al celebrarse el tradicional Día de Reyes estimulados por los nuevos
juguetes y regalos.