Él,
Visitante. Su hermano,
Residente.
Los seudónimos provienen de la rutina de identificación que solía pedir
un guardia de seguridad que custodiaba la calle 13. “¿Visitante o
residente?”, acostumbraba a preguntar a todos los que accedían al barrio
donde se ubicaba la casa del padre, en San Juan, Puerto Rico. De ahí
también proviene de la banda. Esta vez, encontramos al músico
Eduardo Cabra en su otra casa, Cuba, donde estuvo conversando con
La Calle del Medio, por más de dos horas.
¿Se puede decir que Calle 13 es una agrupación musical
familiar, donde han participado contigo tu hermana PG13, tu madrasta y
tu hermanastro?
Lo que pasa es que tengo una familia compleja, con muchos divorcios,
pero al final para bien. Primero mi papá y mi mamá me tuvieron a mí y se
divorciaron. Luego, mi papá conoció a mi madrastra y tuvieron retoños.
Ya mi madrastra tenía un grupo de chamaquitos. ¡Entonces se formó la
familia! Mi papá y mi madrasta (que es como mi mamá también) han sido
responsables de que todos nos llevemos bien, por el bien de los hijos.
Se fue construyendo ese amor familiar pero grande, porque son muchas
familias que componen la familia. Mi mamá desde chamaquito comenzó a
ponerme en clases de música, de piano. Mi papá es músico, es
guitarrista, es bajista, pianista, cantante y todavía anda tocando por
ahí. Flor (que es la mamá de mi hermano) es actriz, igual que mi hermana
mayor. Entonces en la casa el arte se convirtió en una posibilidad, en
un país en que el arte no es una posibilidad. Aquí en Cuba el arte se
ve como una posibilidad, pero yo creo que allá se ve como un hobby.