Por Ana María Domínguez Cruz
Tomado de La Polilla cubana
No puede imaginarlo porque cada día él acude a su escuela y está rodeado de maestros que lo conducen, junto a otros niños, por los senderos del conocimiento; puede sentarse en la biblioteca a leer y hacer las tareas; utiliza una computadora en su pequeño laboratorio, donde aprende lo elemental del mundo de la informática, y tiene a su disposición teleclases instructivas y de entretenimiento que contribuyen a su formación.Un niño cubano padece las carencias del nulo acceso que tiene el país en el mercado norteamericano para la compra de insumos escolares y materias primas para su elaboración en el territorio nacional, pero no lo sabe, porque se le garantiza lápices, libretas y libros de texto en correspondencia con su grado, pese a numerosas dificultades, a través de todos los medios posibles.
Tomado de La Polilla cubana
Desde el aula, los niños cubanos padecen las carencias económicas derivadas de esta política genocida, pero los colosales esfuerzos del país les impiden percatarse de ellas…Es difícil para un niño cubano en edad escolar entender cuestiones económicas de gran magnitud, como las que se derivan de la imposición del bloqueo de Estados Unidos desde el inicio mismo de la Revolución Cubana hasta nuestros días, con la existencia de mecanismos políticos, legales y administrativos que cada año procuran su instrumentación más eficaz.
No puede imaginarlo porque cada día él acude a su escuela y está rodeado de maestros que lo conducen, junto a otros niños, por los senderos del conocimiento; puede sentarse en la biblioteca a leer y hacer las tareas; utiliza una computadora en su pequeño laboratorio, donde aprende lo elemental del mundo de la informática, y tiene a su disposición teleclases instructivas y de entretenimiento que contribuyen a su formación.Un niño cubano padece las carencias del nulo acceso que tiene el país en el mercado norteamericano para la compra de insumos escolares y materias primas para su elaboración en el territorio nacional, pero no lo sabe, porque se le garantiza lápices, libretas y libros de texto en correspondencia con su grado, pese a numerosas dificultades, a través de todos los medios posibles.
Un niño cubano padece las carencias
del nulo acceso que tiene el país en el mercado norteamericano para la
compra de insumos escolares y materias primas para su elaboración en el
territorio nacional, pero no lo sabe, porque se le garantiza lápices,
libretas y libros de texto en correspondencia con su grado, pese a
numerosas dificultades, a través de todos los medios posibles.
No
imagina que para la importación de una amplia gama de productos
adquiridos en Asia, destinados al sector de la educación, la Empresa
CONSUMIMPORT necesitó 239 contenedores de 20 TEU y 285 de 40 TEU, en que
se estima una afectación de 812 mil 767 dólares por gastos adicionales,
dada la diferencia de flete con respecto al mercado de Estados Unidos.
A
medida que cada niño crece, conoce entonces que todo ello está ahí
gracias a los ingentes esfuerzos de un gobierno para el que el bienestar
y la instrucción de sus pequeños constituyen una de sus prioridades y
por eso él no se percataba de las dificultades que podían entorpecer el
proceso de su aprendizaje. Es
que no pueden faltarle a un pequeño los materiales necesarios para que
aprenda a leer y a escribir, a formarse como un hombre de bien, aunque
en no pocas ocasiones sea menester compartir un libro de lectura entre
dos, los componedores del abecedario no estén hechos de un material de
mejor calidad o las libretas tengan las hojas oscuras.
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