Por Marianela Bretau Cabrera
Tomado de Victoria Digital
El bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por el gobierno de los Estados Unidos contra Cuba desde el triunfo de la Revolución en 1959, se vuelve más férreo y abarcador con el paso de los años y la aprobación de proclamas presidenciales y medidas legislativas norteamericanas.
La administración del Presidente Barack Obama desde 2008, lejos de flexibilizarlo de manera significativa, continúa aferrada a condicionamientos y exigencias injerencistas inaceptables como condición para un cambio de política hacia Cuba, tal y como lo demuestran los hechos.
En septiembre de 2009, el mandatario, amparándose en una reliquia histórica como la Ley de Comercio con el Enemigo de 1917, una de las leyes rectoras de la política de bloqueo, notificó a los Secretarios de Estado y del Tesoro que era de “interés nacional” mantener las sanciones económicas contra Cuba.
¿Por "interés nacional" la corporación Mozilla, fabricante del navegador de Internet Firefox, excluyó a los usuarios de nuestro país y otras naciones sometidas a sanciones, de participar en un concurso de programación en ese mismo año? ¿Dónde se refleja ese interés en la prohibición de las inversiones vinculadas al sistema comunicativo cubano?
Un dato puntual: el 21 de enero de 2010 la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC, por sus siglas en inglés) divulgó un Aviso Público –a partir de las instrucciones recibidas el día 12 del mismo mes del Departamento de Estado– anunciando que Cuba se mantendrá en la Lista de Exclusión de la FCC.
Y existe más información demostrativa. Source Forge, una central para el desarrollo de software que controla y gestiona varios proyectos de software libre, bloqueó el acceso a países a los que EE.UU. aplica sanciones económicas unilaterales, entre ellos Cuba.
¿Es el bloqueo sinónimo de exclusión? Es mucho más. El gobierno de Estados Unidos discrimina constantemente a los niños cubanos enfermos de leucemia, con su absurda política de no comercializar con nuestro país medicamentos y otros productos necesarios.
Esto es expresión de la continuidad del genocida cerco durante la presidencia de Barack Obama, quien en el 2010 y 2012 renovó la Proclama Presidencial 6867 titulada “Continuación de la Emergencia Nacional respecto a Cuba y de la Autoridad de Emergencia sobre la Regulación del Anclaje y Movimiento de Naves”, adoptada en 1996, así como la Proclama 7757 de 2004, para impedir la entrada de embarcaciones de recreo de EE.UU. en aguas cubanas.
¿Puede ser racional y admisible que la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) impusiera una multa de 22 500 dólares a la aseguradora “Metlife” de Nueva York, por expedir un cheque a un cubano y que el Departamento del Tesoro negara las licencias a 14 investigadores norteamericanos para participar en el Coloquio Internacional Ernest Hemingway celebrado en 2011 en Cuba?
El 44 Presidente de Estados Unidos, reelegido en las recientes elecciones, Barack Obama, sigue con la política de asfixia económica hacia nuestra patria, como herramienta de presión para producir cambios políticos aquí, tal y como reflejó el secretario asistente para Asuntos Públicos del Departamento de Estado, Mike Hammer, en la conferencia de prensa vía Twitter el 31 de mayo del presente año.
Para su nuevo período de cuatro años, Obama tendrá la oportunidad histórica de levantar el más prolongado y cruel bloqueo conocido en la historia de la humanidad, como exige cada vez más el mundo en los más diversos ámbitos, junto a la condena a esa absurda política, cuyo daño al pueblo cubano asciende a un billón 66 mil millones de dólares hasta diciembre de 2011.
Cercanas estás ya las jornadas de votación que cada año, desde hace más de dos décadas, en la ONU confirman el creciente repudio de la comunidad internacional a ese engendro tan anacrónico como genocida, que, sin embargo, a pesar de sus serias afectaciones en todos los aspectos de la sociedad cubana, no ha podido doblegar la voluntad del pueblo cubano de seguir perfeccionando su Revolución.
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