lunes, diciembre 12, 2005

Fidel siempre nos sorprende

Todavía nos queda el dulzor del cariño eterno, del agradecimiento sano de todos los cubanos, de la custodia permanente a cada uno de nosotros, la protección incesante a los que menos recursos poseen y la vigilia perenne que asegura la llegada temprana al nuevo puerto en este viaje hacia la plena reanimación económica y social de los cubanos.
Fue ayer un día para celebrar el aniversario 60 de que Fidel se iniciara en la vida universitaria, la que deparó para su formación la primera escuela intensa que le permitió, según sus propias palabras, hacerse REVOLUCIONARIO.
Y es que al hacerse revolucionario también se hizo un hombre más íntegro, más radical, más humanista, convencido marxista-leninista y martiano. Pensamiento y valores que les permitieron convertirse, en el propio fragor de la batalla, en el estadista de talla universal que es hoy.
Muchas generaciones han sido herederas de ese hermoso legado que da seguridad al futuro del país, construido sobre la base de un presente escabroso, lleno de tropiezos y adversidades por el asedio constante que mantiene sobre nosotros nuestro enemigo histórico.
Si de algo están ellos convencidos es que a los cubanos NADA ni NADIE PODRÁ DETENERNOS, porque lo que con tanto sacrificio hemos construido no nos lo dejaremos arrebatar ni con mil proyectos Bush. ¡Ya lo conocemos bien Mr. Ranger!
Qué reconfortante resulta oír a un hombre de la altura de Fidel expresarse con la modestia que lo caracteriza acerca de su formación como revolucionario: “es muy justa nuestra lucha. Por eso tenemos que emplear todas nuestras energías y tiempo para poder decir: ¡Vale la pena haber nacido! ¡Vale la pena haber vivido!”. Además, agregó que nadie siguió la Revolución por culto a nadie o por simpatías personales con nadie.
“Eso solo es posible a través de principios, a través de ideas. Son las ideas las que nos unen, nos hacen un pueblo combatiente. Son las ideas las que nos hacen poderosos. Y cuando las ideas de todos se unen nos hacen un pueblo que no puede ser vencido”, afirmó.Por esa razón dijo que hoy el imperio, el más poderoso que ha conocido la humanidad, está más distante que nunca de lograr poner de rodillas a la nación cubana.
Sentimiento optimista transmitió al pueblo, tanto en las acciones por lograr una sociedad más justa y equitativa como éticamente superior.
Los valores del hombre deben ser cultivados con esmero porque el socialismo se encamina a la sociedad donde los hombres no pueden ser enemigos ni lobos del hombre.
En ese sentido, comentó acerca de la gran batalla para tratar de erradicar defectos, errores, desigualdades e injusticias, y enfatizó en su convicción de que estamos cercanos a un momento en que los ciudadanos vivan esencialmente de su trabajo y de sus pensiones, aunque para lograrlo es imprescindible ganar la actual batalla que libra el país contra los vicios, el desvío de recursos y los robos.
También enumeró un grupo de cambios que se avecinan en el orden social y económico: “Vamos creando —dijo— las condiciones para que la libreta de racionamiento desaparezca. Vamos creando las condiciones para que algo que era indispensable en su momento y que ahora estorba se cambie”.
“Somos hoy una fuerza colosal y podemos seguirlo siendo. No volvería a este lugar si estuviera mintiendo. Me gusta más hacer que prometer. En todo caso, yo no hago nada, porque es imposible para un hombre solo. Libremos entre todos esta batalla”, exhortó el líder de la Revolución, al tratar el tema de la corrupción.
“Lo haremos —ratificó— sin cometer un abuso, sin matar a nadie de hambre. Solo aplicaremos un sencillísimo principio, los que trabajan y producen recibirán más, comprarán más cosas. Los que trabajaron durante décadas recibirán más y comprarán más.
“Pero no será una sociedad de consumo —aclaró—, será una sociedad del conocimiento. Nos hemos ganado ese derecho”.
Entre otros muchos temas que también serán objeto de comentarios, el Fidel de todos los tiempos, el joven que hace solo 60 años aprendió a ser revolucionario, el intransigente luchador por la justicia, por la verdad y por el bienestar de la humanidad, sigue cada día sorprendiéndonos con la hondura y dimensión de su pensamiento.
Sergio Rivero Carrasco

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