Declaración de S.E. Bruno Rodríguez Parrilla, Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, en su condición de Presidente Pro Tempore de la CELAC, en la sesión del Consejo de Seguridad del 6 de agosto de 2013
Señora Presidenta:
Permítame ante todo agradecerle a Usted y al gobierno de la República
Argentina la invitación a la Comunidad de Estados Latinoamericanos y
Caribeños (CELAC), que Cuba se honra en presidir, para participar por
primera vez en los debates del Consejo de Seguridad.
La historia de la América Latina y el Caribe ha cambiado. A
doscientos años de nuestra independencia, se afianza el ideal de “la
Nación de Repúblicas” de Bolívar y de “Nuestra América”, de Martí.
Fue así que nuestros Jefes de Estado y Gobierno decidieron, cito,
“que, conforme al mandato originario de nuestros Libertadores, la CELAC
avance en el proceso de integración política, económica, social y
cultural haciendo un sabio equilibrio entre la unidad y la diversidad de
nuestros pueblos, para que el mecanismo regional de integración sea el
espacio idóneo para la expresión de nuestra rica diversidad cultural y a
su vez sea el espacio adecuado para reafirmar la identidad de América
Latina y El Caribe, su historia común y sus continuas luchas por la
justicia y la libertad”. (Declaración de Caracas, párrafo 21)
También acordaron “que, reconociendo el derecho que tiene cada nación
de construir en paz y libremente su propio sistema político y
económico, así como en el marco de las instituciones correspondientes de
acuerdo con el mandato soberano de su pueblo; los procesos de diálogo,
intercambio y negociación política que se activen desde la CELAC, deben
realizarse tomando en cuenta los siguientes valores y principios
comunes: el respeto al Derecho Internacional, la solución pacífica de
controversias, la prohibición del uso y de la amenaza del uso de la
fuerza, el respeto a la autodeterminación, el respeto a la soberanía, el
respeto a la integridad territorial, la no injerencia en los asuntos
internos de cada país, la protección y promoción de todos los derechos
humanos y de la democracia”. (Declaración de Caracas, párrafo 23)
La América Latina y Caribeña se ha propuesto “andar en cuadro apretado, como la plata en las raíces de los Andes”.
Nos hemos dotado de instituciones que nos permiten fomentar la unidad
en la diversidad; integrarnos y cooperar; discutir, por nosotros
mismos, los asuntos que nos son propios; y solidarizarnos los unos con
los otros para resolver los ingentes problemas que aún gravan a la
América Latina y el Caribe. Nos proponemos desarrollarnos, vivir en paz,
proteger la dignidad humana y preservar y enriquecer nuestra cultura.
Nos congratulamos de que la CELAC esté logrando visiones comunes en
materia de desarrollo social, educación, salud, medio ambiente, energía y
finanzas, entre otros sectores, y que ahora se apreste a trabajar
colectivamente en materia de cooperación, desarme nuclear,
enfrentamiento a la corrupción, agricultura, ciencia y tecnología.
Rindo tributo al Presidente Hugo Chávez Frías, uno de los
fundadores y de los principales articuladores de la construcción de la
CELAC. Siento su presencia entre nosotros.
Señora Presidenta:
Al fundar la CELAC, nuestros Jefes de Estado y Gobierno reiteraron,
cito, “nuestro compromiso con la construcción de un orden internacional
más justo, equitativo y armónico, fundado en el respeto al Derecho
Internacional y a los principios de la Carta de las Naciones Unidas,
entre ellos la igualdad soberana de los Estados, la solución pacífica de
controversias, el respeto a la integridad territorial y la no
intervención en los asuntos internos de los Estados”. (Declaración de la
Cumbre de la Unidad, párrafo preámbulo)
Reafirmaron, “nuestro compromiso con la defensa de la soberanía y del
derecho de todo Estado a construir su propio sistema político, libre de
amenazas, agresiones y medidas coercitivas unilaterales; en un ambiente
de paz, estabilidad, justicia, democracia y respeto a los derechos
humanos”. (Declaración de la Cumbre de la Unidad, párrafo preámbulo)
Expresaron su convicción “de que la unidad e integración política,
económica, social y cultural de América Latina y el Caribe constituye
(…) una necesidad para enfrentar con éxito los desafíos que se nos
presentan como región” (Declaración de Caracas, párrafo 7) y decidieron
“promover y proyectar una voz concertada de América Latina y el Caribe
en la discusión de los grandes temas y en el posicionamiento de la
región ante acontecimientos relevantes en reuniones y conferencias
internacionales de alcance global, así como en la interlocución con
otras regiones y países”. (Declaración de Caracas, párrafo 9)
Asimismo, reiteraron “que la CELAC es un importante mecanismo para
promover los intereses de países en desarrollo en los organismos
multilaterales, para reforzar nuestra capacidad de reaccionar de manera
coordinada a los desafíos de un mundo en proceso de profunda
transformación económica y política” así como “nuestro compromiso de
fortalecer la CELAC para promover y proyectar los intereses y las
preocupaciones de América Latina y el Caribe sobre los principales temas
de la agenda internacional” y de “acercar posiciones y coordinarnos,
cuando sea posible, en reuniones y conferencias internacionales de
alcance global. En ese sentido, destacamos la labor que han desarrollado
los Representantes Permanentes de los Estados miembros de CELAC ante la
Organización de las Naciones Unidas, que han acordado un mecanismo
interno de participación conjunta en los debates de las distintas
comisiones en las que se ha presentado la posición consensuada de CELAC.
Por lo anterior, nos comprometemos a afianzar la labor de concertación
en las sedes de las Naciones Unidas, incluso el fomento de iniciativas
conjuntas en asuntos de interés para la región”. ( Declaración de
Santiago, párrafo 41) Fin de la cita.
En las Naciones Unidas, la CELAC ha declarado en varias oportunidades
su visión común sobre algunos de los principales desafíos para el
mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales, y la prevención
de conflictos.
Con respecto a los esfuerzos actuales de mantenimiento de la paz de
las Naciones Unidas, la CELAC considera que con el fin de lograr la
estabilidad a largo plazo, así como para prevenir la recurrencia de
conflictos, es necesario fortalecer la perspectiva estratégica, integral
y coordinada de la presencia en el terreno de las Naciones Unidas, no
sólo en el área de mantenimiento de la paz, lo que es esencial, sino
también mediante el fortalecimiento de las instituciones nacionales, la
promoción de tareas de reconstrucción y el fomento del desarrollo
económico y social en las zonas de conflicto. En este sentido, la CELAC
alienta una mayor interacción y coordinación entre los Estados Miembros y
todos los órganos pertinentes de las Naciones Unidas. Las
organizaciones regionales y subregionales tienen un papel esencial a
desempeñar en correspondencia con el Capítulo VIII de la Carta de las
Naciones Unidas. Al respecto, la CELAC reconoce, en particular, la
contribución de la Unión Africana, que ha demostrado ser de gran
utilidad en algunas operaciones de mantenimiento de la paz, en las
cuales esa cooperación ha complementado los esfuerzos desplegados por
las Naciones Unidas.
La CELAC sostiene que no puede haber paz duradera sin desarrollo y
sin combatir la pobreza, el hambre y la desigualdad. Este principio
fundamenta la solidaridad y cooperación de los países de la CELAC hacia
nuestra hermana nación de Haití – una nación cuyo heroico papel en la
independencia de los países de la región, sigue inspirando a nuestros
esfuerzos de integración. Al reconocer el papel fundamental de la
presencia de las Naciones Unidas en Haití a través de la Misión de
Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (MINUSTAH), y los
esfuerzos de la comunidad internacional para apoyar a Haití, la CELAC
reafirma que esos esfuerzos serán efectivos siempre y cuando hagan parte
de un proyecto sostenible a largo plazo, bajo la dirección y liderazgo
del Gobierno de Haití y con pleno respeto a su soberanía.
Es hora de que nuestra región concurra al “equilibrio del mundo” con
todo el peso de sus casi 600 millones de ciudadanos que buscan igualdad
de oportunidades, de sus enormes riquezas naturales sobre las que
ejerceremos permanente soberanía, de su capacidad económica, incluso en
circunstancias de crisis económica global; de su extraordinaria y
ancestral cultura y de la irreductible voluntad de nuestros pueblos de
alcanzar la paz, el desarrollo, la justicia y el progreso.
Es fuente de satisfacción que numerosos países y organizaciones hayan
encontrado en la CELAC un interlocutor válido con la América Latina y
el Caribe.
Nos congratulamos de que la Comunidad de Estados Latinoamericanos y
Caribeños pueda participar en este debate en el Consejo de Seguridad. En
las Naciones Unidas, la CELAC ha comenzado ya a incursionar como fuerza
unida. Nuestras posiciones comunes en numerosos tópicos de interés para
la comunidad internacional son preludio de nuestras posibilidades.
En la Primera Cumbre de la CELAC “…, renovamos el compromiso de
nuestros países con el multilateralismo y con una reforma integral del
sistema de Naciones Unidas y con la democratización de las instancias
decisorias internacionales, en particular el Consejo de Seguridad.”
(Declaración de Santiago, párrafo 42).
La América Latina y el Caribe es una Zona de Paz y Libre de Armas Nucleares.
En temas trascendentes de la agenda internacional, la CELAC tiene
posición unánime como, por ejemplo, en el legítimo reclamo argentino en
la disputa de soberanía sobre las Islas Malvinas y en el llamado al
desarme nuclear. De Cuba, que lucha, no debo decir nada en esta
circunstancia en que concurro a nombre de la CELAC.
Ahora, hay que continuar adelante. Que ninguna diferencia nos
detenga. Sigamos unidos. Que nada nos impida honrar el legado de los
Libertadores de Nuestra América.
Muchas gracias.
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