Por Zheng Wenghao
El caso reciente de la masacre de 16 civiles afganos a manos de un soldado estadounidense causó un gran revuelo en la prensa internacional. El ejército de EE.UU. es considerado el más poderoso del planeta, pero a menudo se ve involucrado en incidentes graves que acaban con la vida de civiles inocentes. Incluso en los informes de la prensa occidental podemos ver que no se trata de casos raros, sino más bien se podría decir que ya se ha vuelto una costumbre el hecho de que algunos soldados utilizan a la población civil como blanco para “descargar su ira”.
Un ejemplo claro de la matanza de civiles por parte de tropas norteamericanos es la masacre que tuvo lugar en marzo de 1968 en el pueblo de My Lai, durante la guerra de Vietnam. Entonces, una compañía del ejército estadounidense, bajo la protección de otras dos divisiones, ingresó en el pueblo de My Lai en Vietnam para eliminar el llamado “Campamento número 48 del Frente de Liberación Nacional de Vietman”, pero no encontraron fuerzas enemigas. Sin embargo, la división comandada por el segundo teniente William Laws Calley abrió fuego indiscriminadamente contra los civiles, incluidos mujeres y niños. Cuando la noticia de la masacre salió a la luz, causó una gran conmoción en el mundo entero. Según la versión oficial estadounidense sólo hubo 128 muertos, sin embargo el número real alcanzaría las 500 víctimas.
No obstante, la masacre de My Lai parece no haber despertado la conciencia de la gente. El ejército de EE.UU., país que se autoproclama democrático, continúa perpetrando monstruosidades. Sin embargo, desde el punto de vista del ejército de EE.UU., no ha habido un cambio de postura. Mientras que las tropas estadounidenses continúen provocando guerras y mantengan bases militares en el extranjero, seguirá ocurriendo este tipo de bestialidades. La guerra contra el terrorismo abrió una etapa de masacres de civiles por parte del ejército estadounidense.
En contraste con la guerra sin contacto del gobierno de Clinton, la guerra antiterrorista de Bush supuso una lucha terrestre a gran escala que creó las condiciones para la matanza de civiles por parte de las fuerzas armadas. Ya a principios de la guerra contra el terrorismo hubo una gran cantidad de víctimas entre los civiles a causa de bombardeos “equivocados” en Iraq y Afganistán, pero muchos ya se olvidaron porque las autoridades se encargaron de encubrir deliberadamente lo ocurrido. En la continua lucha contra el terrorismo a través de operaciones especiales, el asesinato de civiles se ha vuelto un lugar común, hasta el punto de que el contratista privado Blackwater disparó y mató a 17 personas en Bagdad con total impunidad.
Además de los disparos directos contra civiles, la mayoría de las matanzas se realizan a través de ataques aéreos. Sin embargo, nadie se hace responsable.
Tomando el ejemplo de la masacre de My Lai, el ejército se vio obligado a investigar al personal militar correspondiente, debido al escándalo mediático. De las 26 personas acusadas, 25 fueron puestas en libertad y sólo William Calley fue sentenciado a cadena perpetua. Sin embargo, luego de una apelación, la pena fue conmutada por cuatro años y medio.
La relación especial entre Afganistán e Iraq con EE.UU. es la de ocupado y ocupante. El hecho de que los países débiles se sometan a la hegemonía de las potencias es un fiel reflejo de la desigualdad en el seno de la comunidad internacional. Esta situación permite que la matanza de civiles continúe, y el ejército estadounidense no se haga cargo.
Según informó la prensa estadounidense el 16 de marzo, el culpable de perpetrar la matanza de 16 afganos el 11 de marzo, el sargento Robert Bales, ya ha sido sacado de Afganistán y se encuentra en custodia de los EE.UU. La posibilidad de que se lleve a cabo un juicio justo ahora no es más que un sueño. Por otro lado, el ejército estadounidense presentó un vídeo de seguridad como prueba de que la masacre fue cometida por una sola persona, lo cual contradice la versión afgana que apunta a más de un culpable. Esto demuestra una clara intención de encubrir la verdad por parte del ejército estadounidense.
Con la argucia típica de los países “gobernados por la ley”, EE.UU. dice que no entregará al culpable a la justicia local, argumentando que el sistema judicial afgano no es completo y carece de protección hacia los sospechosos. En realidad, el hecho de que los soldados estadounidenses hayan cometido tantas masacres contra la población civil ya no puede ser sujeto a la sistema penal ordinario, pues se trata de crímenes de guerra. Sin embargo los juicios contra criminales de guerra sólo se han realizado en los campos de batalla como los juicios de Nüremberg y Tokio.
¿Cuántos civiles murieron?
Bombardeo de Yugoslavia: más de 500 personas.
El bombardeo de la OTAN liderado por EE.UU. contra Yugoslavia en 1999 duró unos 78 días, y cayeron unas 80.000 bombas sobre una superficie de 100.000 kilómetros cuadrados.
Guerra de Afganistán: entre 6.000 y 9.000 personas.
Hay tres fuentes distintas para esta cifra. Profesores de la Universidad de New Hampshire consideran que la cantidad de civiles que murieron como víctimas de la coalición asciende a más de 8.300 personas. La organización “Human Rights Watch” sostiene que son más de 6.000 y las estadísticas de la Misión de Asistencia a Afganistán de las Naciones Unidas indica una cifra entre 5.500 y 6.500 personas.
Guerra de Iraq: más de 66.081 personas.
Según WikiLeaks, la cantidad de muertos se divide en cuatro categorías: 66.081 civiles, 23.984 “tropas enemigas”, 15.196 soldados iraquíes, 3.771 soldados estadounidenses y de la coalición. Se puede ver que la mayor cantidad de víctimas se cuentan entre la población civil.
En cuanto a la guerra libia, todavía no se tiene estadísticas certeras, pero se estima que cientos de personas murieron en directa relación con los bombardeos de la coalición. De esto se desprende que, desde la intervención militar en Yugoslavia, han muerto más de 80.000 civiles a causa de las guerras estadounidenses.
(Tomado de Pueblo en Línea, China)
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