Por Juan Fernández López
Tomado de Cubadebate
Aunque algún día pudiéramos saber cuál fue el menú del suculento almuerzo brindado por el actual jefe de la Sección de Intereses de los Estados Unidos en La Habana a Martha Beatriz Roque Cabello y otro acompañante de la nueva camada de mercenarios que fueron invitados amablemente por el diplomático estadounidense, difícilmente se llegue a saber cuáles fueron las instrucciones precisas que les impartieron los amos.
Una vieja anexionista y un pichón de mercenario asistieron obedientes
a la convocatoria de John Patrick Caufield y cinco días después llegó
la noticia de la supuesta huelga de hambre de Martha Beatriz, en boca de
El Nuevo Herald, en Miami, y de varios cibermercenarios asalariados de
la SINA en La Habana, quienes trataron de internacionalizar la noticia,
manipularla, distorsionarla y amplificarla.
La ansiedad de la SINA por sofocar las cosas en Cuba; el entusiasmo
terrorista del Directorio Democrático Cubano de la Florida alentador de
motines en Iglesias, desórdenes callejeros y bombitas selectivas;
encontraron terreno fértil en el apetito financiero de una de las más
añejas en la plantilla anexa de la Sección de Intereses, que en sus
esporádicas apariciones como asesora, distribuidora o fotógrafa de las
“Damas de Blanco”, no ocultaba su preocupación por la pérdida de
visibilidad mediática y protagonismo, a sabiendas de que la SINA -según
las revelaciones de Wikileaks- había descartado a su generación, y
apostaba por caras más jóvenes y aparentemente más baratas.
El poco dinero que llega a pasar las 90 millas, el que se le escapa a
la mafia y al lobby anexionista congresional, cada día le llegaba menos
a la organizadora de eventos, marchas y cuanto show fuera estimulado
por los aportes oficiales del gobierno de EE.UU. para la
contrarrevolución.
Las instrucciones, las ofertas y los planes discutidos el 5 de
septiembre aunque secretos para ese día, salieron a la luz pública en
pocas horas. Pero, ¿además de tratar de conciliar a Martha Beatriz con
su joven contrincante qué otra cosa se propuso la SINA con ese
encuentro? ¿Estaba en huelga real? ¿Dejarla morir formaba parte del
plan? ¿Se pusieron de acuerdo el gobierno norteamericano y los
terroristas de Miami, o es pura coincidencia? ¿Qué hacían un primer y
segundo secretarios de la SINA en la vivienda de la “huelguista”:
inspeccionaban, alentaban, supervisaban, financiaban, abastecían…?
¿Amnistía Internacional sabrá que un diplomático norteamericano
ofreció un almuerzo preparatorio para la huelga? ¿Qué le llevaron los
diplomáticos y qué le mandan con otros de países aliados? ¿Los olores a
comida que escapan por las ventanas de la casa de Martha Beatriz…, será
para los visitantes o para los huelguistas?
Por estos días me venía a la mente aquella frase de Martha Beatriz
respecto a su competidor “el Coco Fariñas”: “si se va a morir, que se
muera”. Igual que ella, piensa también quien la mandó del almuerzo a la
huelga.
El alto nivel de concertación entre diplomáticos norteamericanos y
aliados, mercenarios, prensa extranjera, emisoras subversivas,
congresistas anticubanos, tesoreros y mafiosos miamenses, es revelador
del sainete, luego de varios experimentos macabros de sacrificios de
asalariados. La estrategia de Caufleld fue aplaudida y felicitada por
connotados senadores y representantes fascistoides como Marco Rubio,
Mario Díaz Balart e lleana Ros-Lehtinen.
Los tiempos tormentosos de campaña electoral en Estados Unidos y las
acciones anticubanas que se generan, se prestan para acciones de todo
tipo.
Quedan por definir algunos detalles. ¿Quién le pagará a Martha
Beatriz por el show: la SINA directamente; el “Directorio Democrático
Cubano”; la Fundación Nacional
Cubanoamericana, sus congresistas o la USAID? ¿Cuánto le pagarán en total? ¿A cómo sale la hora de “huelga”?
El origen mediático de la “huelga” sin hambre fue “el cese de la
represión” contra las estimuladas y financiadas provocaciones
contrarrevolucionarias, atizadas por la SINA, la mafia y
cibermercenarios, desde el llamado de Ileana Ros al presidente Obama a
repetir en Cuba la “fórmula libia”.
El otro pretexto huelguístico fue la exigencia de la liberación de un
interno común, sancionado por un delito de Actividad Económica Ilícita,
pero que los mercenarios trataron de manipular y conducir también a una
huelga de hambre que dirigieron y orientaron desde La Habana y Miami.
El 18 de septiembre, mientras Martha Beatriz reprochaba la decisión
del interno de abandonar la huelga y manifestaba a la esposa de éste
“sentirse apuñalada en el corazón porque ella tenía un trato” con el
recluso y “este lo rompió”, desde Miami llegaba urgente el mensaje de
Ileana Ros: “Felicito a los activistas pacíficos pro democráticos en
Cuba que han ganado una victoria moral contra su despiadado opresor…”,
auguraba nuevas huelgas, y a la carrera se organizaba en La Habana una
conferencia de prensa para amplificar el “inesperado” desenlace.
Un nuevo equipo de diplomáticos se ha instalado en la SINA, y las
acciones subversivas que allí se traman lejos de disminuir se
incentivan, con acciones como la protagonizada por la citada mercenaria y
sus acólitos. Cuba ha denunciado reiteradamente el papel distorsionado e
injerencista de esa sede, y la responsabilidad del gobierno
estadounidense en las posibles consecuencias de acciones irresponsables y
provocativas como la más reciente.
Martha Beatriz sigue cobrando y pasando cepillo dentro y fuera de la
Isla. Su tarea actual, organizar el cumpleaños de Jorge Mas Canosa,
icono del terrorismo y la mafia.
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